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Las ballenas azules de la costa del Pacífico estadounidense se alimentan en zonas donde el tráfico marítimo es muy denso, lo que pone en riesgo la supervivencia de la especie, advierten investigadores en un estudio publicado en la revista científica PLOS ONE.

La ballena azul necesita especialmente alimentarse de krill, un pequeño camarón que vive en aguas frías. Para encontrarlo, ésta vuelve todos los años al mismo lugar, según el documento. Pero este hábito alimenticio podría contribuir a la estancamiento de la población de ballenas azules.

Para realizar el trabajo los científicos de la Universidad de Oregon (noroeste) y de California en Santa Cruz equiparon con rastreadores a 171 ballenas azules y las siguieron a lo largo de la costa californiana de 1993 a 2008.
Se estima que la población total de estos mamíferos en las costas estadounidenses del Pacífico oscila entre 500 y 2.000 individuos.

Los investigadores se dieron cuenta de que los mamíferos seguían siempre el mismo itinerario para alimentarse: cada año, al comienzo del verano, parten hacia el sur y regresan hacia las regiones septentrionales a medida que la estación avanza.

Los investigadores aseguran que hay grandes riesgos de colisión entre los barcos y las ballenas azules que toman las mismas rutas marítimas.


Por eso sugieren modificar las rutas marítimas en ciertos periodos del año.
Actualmente, habría en el mundo entre 10.000 y 25.000 ballenas azules. Estos enormes mamíferos pueden vivir hasta 90 años. Miden 30 metros de largo y pueden pesar más de 20 de toneladas.



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