Los autores señalan que este declive se debe al descenso de las cantidades de krills – los crustáceos de los que se alimentan -, provocado por el impacto del cambio climático.
“Muy poco se puede hacer para cambiar el actual aumento de las temperaturas causado por el cambio climático, pero sí se pueden aplicar medidas de conservación como la cuota de capturas para reducir el impacto de la pesca de krill sobre las colonias de sus depredadores – los pingüinos -”, apunta Wayne Trivelpiece, uno de los autores del estudio e investigador de la NOAA.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), indica que las poblaciones de pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae) y Barbijo (Pygoscelis antarcticus) disminuyeron cada año un 2,9% y un 4,3%, respectivamente, durante la pasada década en el oeste de la Península Antártica y en el mar de Scotia (Antártida). Algunas colonias incluso se redujeron hasta un 50% en los últimos 30 años.
Los investigadores asocian esta pérdida al descenso de sus presas, unos crustáceos conocidos como krills, lo que los hace más vulnerables ante la escasez de alimento. “Su declive empezó en los años 80 y ahora su abundancia es entre un 75% y un 80% inferior en la Península Antártica”, explica Trivelpiece.
Según el estudio, el descenso de las cantidades de krill y de las poblaciones de pingüinos se debe sobre todo al aumento de las temperaturas. “El mayor responsable de este declive es el cambio climático y las alteraciones que se producen en el ecosistema: el aumento de las temperaturas ha causado la reducción del hielo marino, que ha repercutido de forma negativa sobre la supervivencia del krill y sobre su capacidad reproductiva”, apunta el experto.
Los autores sugieren que la recuperación de poblaciones competidoras de mamíferos marinos, como las focas y las ballenas, también ha influido en la disminución de la cantidad de alimento disponible para los pingüinos.
¿Especies de menor preocupación?
Si las condiciones de calentamiento global se mantienen en la Antártida, las cantidades de krill y el número de pingüinos continuarán en descenso. Por ello, “es necesario reducir las emisiones de CO2 y otras sustancias a la atmósfera; lugares como la Antártida y el Ártico son “sistemas simples” y, por ello, serán los primeros en demostrar qué futuro le espera al ser humano si no pone freno a esta amenaza”, advierte Trivelpiece.
Estas condiciones son críticas para las poblaciones de pingüinos Barbijo (P. antarcticus), que están clasificadas como especies de “menor importancia” en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Sin embargo, y ante los resultados del estudio, “el estatus de esta especie será examinado y posiblemente elevado de categoría en el futuro a medida que nuevos datos salgan a la luz”, confía el científico.