Esta iniciativa innovadora comenzó cuando un equipo compuesto por científicos de Australia, Dinamarca, Reino Unido y Estados Unidos analizó el genoma completo de dos diablos de Tasmania, uno que murió de un cáncer contagioso conocido como enfermedad de tumores faciales del demonio de Tasmania (DFTD) y otro de un animal sano.
El modelo, descrito en el estudio realizado por el equipo y difundido en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), contribuirá a los trabajos encaminados a prevenir la extinción del diablo de Tasmania, un marsupial salvaje endémico de Tasmania, la isla estado de Australia. Si el modelo logra su cometido podría utilizarse en un futuro para prevenir la desaparición de otras especies en peligro de extinción.
Esta especie presenta un riesgo grave de extinción debido al DFTD, documentado por primera vez en la costa este de Tasmania hace tan sólo quince años. Desde entonces se ha producido un rápido contagio hacia el oeste y amenaza con la extinción de la especie al completo. Con el fin de garantizar su supervivencia se ha planteado la posibilidad de conservar una cantidad suficiente de demonios de Tasmania sanos en jardines zoológicos o en entornos de "custodia protectora" hasta que la enfermedad complete su ciclo, momento en el que estos animales podrían reintegrarse en su hábitat y la población empezaría a crecer de nuevo.
La DFTD es un cáncer atípico que desfigura a la víctima y le provoca la muerte por inanición o ahogo en cuestión de meses. "La enfermedad no se parece a ninguna otra humana o de prácticamente ningún otro animal. Se comporta como un virus, pero se contagia mediante una célula cancerosa que apareció en un individuo hace varias décadas", explicó Stephan Schuster, uno de los autores del estudio, de la Universidad Estatal de Pensilvania (Estados Unidos). "Esta célula maligna se contagia de un individuo a otro mediante mordeduras, apareamiento o incluso el tacto. Imagínese un cáncer humano que se contagiase mediante un apretón de manos. Nuestra especie desaparecería con enorme rapidez".
Consideraciones genéticas
Los trabajos destinados a conservar la especie deben basarse en consideraciones genéticas estrictas, según explica Webb Miller, el autor principal del estudio. "No se trata únicamente de obtener unos individuos al azar y encerrarlos a salvo. Nuestro equipo ha desarrollado un método más inteligente y calculado: nos preguntamos qué individuos serían los más adecuados de cara a una "custodia protectora" y qué criterios emplearíamos para determinarlo. Pronto nos percatamos de que la respuesta estribaba en compilar datos genéticos y analizarlos de formas innovadoras".
El equipo abordó el problema de la extinción desde dos ángulos. El primero, secuenciar los genomas completos -3.200 millones de pares de bases cada genoma- de un único demonio de Tasmania de cada sexo. El macho, de nombre Cedric, presentó una resistencia natural a ambas cepas de DFTD, pero pereció tras infectársele una cepa diferente de la enfermedad hace un año. La hembra, llamada Spirit, contrajo este virulento cáncer estando en libertad. Los científicos también secuenciaron el genoma de uno de los tumores de Spirit.
El hábitat máximo de la especie quedó plenamente representado en el método gracias a que Cedric y Spirit procedían de las regiones del extremo noroeste y del extremo sureste respectivamente. Esta circunstancia permitió al equipo contar con un patrón para utilizar en la aproximación de la diversidad genética.
Tras analizar los datos genómicos de los dos animales y las características genéticas del tumor, el equipo creó un modelo capaz de determinar qué individuos deberían seleccionarse para los programas de cría en cautividad.
"En teoría parecería recomendable elegir sólo aquellos animales con resistencia genética a la DFTD. No obstante, esto minaría el mismo propósito de mantener la diversidad genética porque estaríamos seleccionando inexorablemente un subgrupo diminuto de todo el acervo genético", comentó Schuster. "Nuestro modelo representa un método más equilibrado. No se pretende apagar simplemente un incendio (el cáncer), sino formar un grupo de individuos sanos y diversos capaces de combatir enfermedades futuras o incluso patógenos que aún no han evolucionado".