Los bosques de las provincias de Madrid, Barcelona, Guadalajara, Sevilla, Córdoba, Granada, Orense y Alicante han congregado a cerca de medio millar de personas para restaurar el ecosistema más valioso de la Tierra, el bosque, que este verano se ha visto arrasado por los incendios.
En Madrid, la actividad se ha desarrollado dentro del Parque del Sureste de Madrid, concretamente en el punto llamado Soto de las Juntas. Se trata del lugar dónde se el río Manzanares desemboca en el Jarama.
Esta parcela de terreno soportó una explotación minera durante un período de 30 años. El impacto de la actividad no sólo ha afectado a la pérdida de masa vegetal y de suelos de gran valor productivo, sino al deterioro paisajístico y a la degradación del acuífero subterráneo que nutre a toda la zona.
El entorno del Parc Natural de Collserola, ha sido el lugar elegido por los voluntarios de Barcelona. Los cultivos herbáceos, leñosos (almendros, avellanos), los pastos y, sobre todo, el área urbana han desplazado a la vegetación natural.
Tanto es así, que solamente se conserva un 33% de los bosques originales. Y a pesar de que las especies autóctonas son principalmente alsinos, durillos, lentiscos y madroños, el mayor peso del paisaje lo tiene actualmente el pinar de pino carrasco, que representa el 53% de los bosques que aún perduran.
No obstante, dentro de los límites del parque existen todavía muy buenas representaciones de lo que con anterioridad fueron bosques más extensos de encinares, pinares de pino blanco, encinares con roble, praderas y bosques de ribera.
Alicante, Andalucía, Castilla La Mancha y Galicia
En su caso, la Sierra de Albatera, en Alicante, es una de las zonas más intensamente afectada por la desertificación del sur de Europa. Se trata de un ecosistema especialmente frágil y sensible a las alteraciones del territorio. En este sentido presenta un alto grado de degradación causado por las escasas precipitaciones, al tipo de suelo y al uso que ha venido soportando a lo largo del tiempo vinculado al pastoreo intensivo y a la agricultura en terrazas.
En Andalucía los voluntarios han trabajado en tres localizaciones. La finca forestal Dílar (Granada) y el arroyo Pedroche (Córdoba) se encuentran dentro de la unidad de paisaje llamada "carrascales béticos". En Andalucía, la deforestación del territorio potencial de los carrascales alcanza niveles máximos debido a la expansión descontrolada de la agricultura intensiva. Únicamente se conserva un 3% de bosque original.
El Grupo de Sevilla de WWF se ha desplazado hasta el Arroyo de la Parrilla (Doñana, Huelva). La cuenca de este curso de agua, que desemboca en La Cañada, forma un amplio corredor, usado por el lince y otras especies protegidas, y conectando diferentes áreas forestales, con el espacio protegido de Doñana. La Parrilla, a lo largo de su recorrido, presenta tramos con relativo buen estado de conservación, sin embargo también soporta diferentes impactos entre los que destacan la deforestación, la ausencia de renovación de la cubierta vegetal y los sedimentos.
En Castilla La Mancha, la Finca Los Castillejos, en Guadalajara, se encuentra en una de las zonas peor conservadas de nuestros paisajes. El intensivo cultivo cerealista ha motivado que hoy los bosques sólo cubran el 9% del territorio en este área. Además, dentro de este pequeño porcentaje, el estado de conservación del bosque remanente, está lejos de ser el óptimo.
Por su parte, en Galicia, la Finca Monte da Chaira en O Pereiro de Aguiar (Orense) es un ejemplo de ausencia de gestión forestal planificada de las masas forestales destinadas a aprovechamiento económico, el exceso de cargas ganaderas o las malas prácticas de explotación forestal.
Todas estas actividades han alterado los bosques en cantidad y en calidad, impactando negativamente sobre la fauna y la flora y alterando los ciclos ecológicos.
En Galicia apenas quedan unos pocos reductos forestales, manchas de vegetación o bosques- isla de lo que un día fueron grandes extensiones de bosques autóctonos. En concreto, los abedulares y las carballeiras gallegas se encuentran casi en extinción. Si comparamos la situación actual con la de hace 100 años apenas sobrevive entre el 5 y el 15% de la superficie.
¿Para qué sirve un bosque?
Los bosques son los ecosistemas más importantes para la existencia en la Tierra, ya que regulan los ciclos del agua y del carbono, esenciales para la vida. Los bosques sanos garantizan la estabilidad del suelo, la calidad del agua y del aire, la supervivencia de la fauna, la adaptación al cambio climático, y el aporte de alimentos, medicinas y materias primas como la madera y las resinas. Además los bosques son un lugar de ocio y disfrute para las personas.
España es el segundo país de la Unión Europea por superficie forestal después de Suecia. Los bosques en nuestro país ocupan casi un tercio de la superficie nacional pero su calidad ecológica está seriamente amenazada. Además, sólo el 13% de los bosques cuenta con planes de gestión.
Entre los problemas ambientales destacan: la fragmentación, la agricultura intensiva y los incendios forestales, que afectan anualmente a 120.000 hectáreas de bosques, una superficie equivalente a la del término municipal de Córdoba.