Zarigüeya aletargada
Cuando se producen incendios forestales los animales que habitan los bosques intentan sobrevivir alejándose de las llamas, pero no todos tienen esa capacidad de reacción, algunos animales hibernan o tienen periodos de aletargamiento en cualquier momento del año. Hasta ahora los científicos no sabían si percibirían el peligro y si serían capaces de despertarse a tiempo y ponerse a salvo.
Un equipo de investigadores, liderado por la Universidad de Nueva Inglaterra en Australia, ha estudiado por primera vez la respuesta física al humo y al fuego de los animales que hibernan, y se ha centrado en la zarigüeya pigmea oriental (Cercartetus nanus), que vive en los árboles de la costa sudeste de Australia y Tasmania.
Según el estudio, publicado en la revista The Science of Nature, este pequeño y ágil marsupial nocturno que utiliza su cola para trepar a los árboles puede detectar el humo de los incendios mientras está en un estado de aletargamiento.
Para llegar a esta conclusión, los científicos realizaron varios experimentos en laboratorio con cinco zarigüeyas aletargadas. Durante este periodo de inactividad y de descanso metabólico, los animales no se alimentan y su temperatura corporal desciende. En el caso de las zarigüeyas este tipo de ahorro energético pude ocurrir en cualquier época del año y se puede alargar hasta un mes.
“En estado salvaje, permanecen en nidos de corteza y hojas en los huecos de los árboles, bajo tierra o en nidos de aves. Pero los animales pueden sufrir quemaduras durante los incendios controlados que se realizan en invierno o en los incendios forestales del verano que cada vez son más frecuentes en Australia a causa del cambio climático”, señalan los autores.
Una respuesta que depende de la temperatura corporal
A pesar de que las zarigüeyas pigmeas orientales son capaces de oler el humo durante su estado de aletargamiento, sus reacciones dependen de la temperatura. En los experimentos, los científicos no observaron respuestas por parte de los animales cuando la temperatura exterior se mantenía a 10 ºC y las zarigüeyas tenían una temperatura corporal baja. Con 15 ºC, los tres machos del estudio se desperezaron lo suficiente como para empezar a moverse, mientras que las dos hembras solo levantaron la cabeza.
En ese sentido, la temperatura corporal del animal desempeña un papel importante en su habilidad para desplazarse. Cuando esta ronda los 24 ºC, las zarigüeyas pigmeas son capaces de realizar movimientos avanzados como levantar sus colas. “Un descenso de su temperatura corporal por debajo de los 13 ºC provoca que sus reacciones y movimientos sean extremadamente lentos y muy básicos”, recalca el trabajo.