Los resultados de este estudio, publicados en la revista Advances in Marine Biology, ayudarán a conocer mejor la forma en la que los organismos marinos resisten a los cambios que se producen en el planeta.
Las zonas litorales ejercen presión en muchos tipos de plantas y animales, obligándolos a fortalecerse y a adaptarse a los cambios. El Mar Báltico, una masa de agua de poca profundidad y características geográficas, climatológicas y oceanográficas especiales, es un ejemplo de esta situación. Aquí, los organismos marinos hacen frente a distintos cambios como temperaturas fluctuantes, rápidas modificaciones del pH y muy distintas concentraciones de sal.
"En unas semanas, estas fluctuaciones naturales pueden superar la media de los cambios predichos para el próximo siglo debido al cambio climático [global]", informó Martin Wahl, profesor de biología marina en el IFM-GEOMAR y autor principal del estudio.
El profesor Wahl y sus colegas advierten que el cambio global desempeña una función clave en los ecosistemas litorales. "Incluso las variaciones más leves en un ecosistema pueden tener consecuencias importantes debido a la intensificación ecológica", indicó el profesor Wahl. "Por otro lado, los agentes estresantes pueden amortiguarse entre sí en ciertos casos".
Macroalgas
El equipo, compuesto por miembros de Finlandia, Alemania, Países Bajos, Portugal, Suecia y Estados Unidos, aclaró que los estresantes abióticos (por ejemplo, el calentamiento) y bióticos (como parásitos y herbívoros) interactúan entre sí con el apoyo de la ecología del estrés de las macroalgas.
Por ejemplo, Fucus vesiculosus es una macroalga común en las costas del Báltico, el Mar del Norte, el Atlántico y el Pacífico.
"Allí desempeña una labor clave en los ecosistemas de aguas someras", informó el profesor Wahl. "Aunque el alga del Mar Báltico debería estar acostumbrada a condiciones difíciles, sus poblaciones se han reducido considerablemente en los últimos decenios. Fucus vesiculosus puede vivir en profundidades de hasta seis metros. No obstante, ahora la encontramos sólo a profundidades de hasta dos metros en el Báltico occidental".
Aunque el calentamiento global favorece este cambio, los investigadores recopilaron todos los datos derivados de estudios anteriores sobre F. vesiculosus para indagar más a fondo al respecto. Los datos consisten en información sobre nutrientes y disponibilidad de luz, estrategias de defensa, variedad genética de las poblaciones de algas y reacciones a la contaminación medioambiental, entre otros.
"Así hemos logrado mostrar una cascada de efectos e interacciones que influyen a una alga en concreto o a poblaciones completas", aclaró el profesor Wahl. Por ejemplo, la sombra reduce las reservas energéticas, lo que a su vez debilita las defensas contra las bioincrustaciones y contra el ataque del zooplancton, lo que además provoca una intensificación de ambos factores. Los investigadores indicaron que la zona fotosintética del talo se reduce, generando así una falta de energía en condiciones de poca luz.
El estrés provocado por la temperatura y una menor insolación frena el crecimiento, poniendo en peligro la capacidad del alga para compensar la pérdida de tejidos consumidos por el zooplancton. "La lista de intensificaciones posibles es larga y compleja", aseguró el profesor Wahl. Ya se ha dado paso a la modelización de la ecología del estrés de las macroalgas para obtener más información sobre el problema.
En suma, los descubrimientos del equipo servirán para ilustrar la actividad de los ecosistemas en zonas litorales y plataformas continentales. "Prácticamente ninguna especie muere por un solo efecto del cambio climático, pero aún así no cabe pasar por alto estos aspectos". Este estudio podría contribuir a aumentar la investigación en un futuro. El profesor Wahl indica que no existe suficiente información sobre el "efecto bola de nieve que puede provocar la intensificación ecológica".