China pretende situarse a la cabeza del cambio climático
China absorbió el 48% de la nueva capacidad solar fotovoltaica de todo el mundo y el 15% de la eólica. ¿Será este país la potencia que lidere la lucha contra cambio climático?
Durante años, la Administración Obama rogó e imploró a China que se uniera a la batalla mundial contra el cambio climático. Le presionó lo indecible para que pusiera límites al uso de los combustibles fósiles con el fin de intentar frenar el calentamiento. La participación de China es crucial, al ser el mayor emisor de los gases invernadero, seguida por EE.UU. Finalmente, China aceptó el compromiso y selló el Acuerdo de París (2015), que fue precedido por la entente alcanzada entre los presidentes de ambos países.
Sin embargo, este compromiso va camino de romperse por el lado menos esperado. Una dinámica opuesta ha entrado en juego. La orden firmada el pasado día 28 de marzo por el presidente, destinada deshacer las políticas del gobierno de Obama en materia de cambio climático, está cambiando los papeles de las dos potencias. Ahora -¡qué gran paradoja!- es China la que presiona a EE.UU. para que cumpla su palabra y respete el espíritu del Acuerdo de París de 2015. A través de éste, los países asumen el compromiso de reducir o limitar sus emisiones de gases invernadero con calendarios a la carta.
Un diario estatal Chino Global Times, empleo recientemente un lenguaje muy severo en su editorial al reprender al gobierno Trump por “eludir con descaro su responsabilidad ante el cambio climático”. El editorial añadía: “China quiere asumir el papel de Estados Unidos como líder climático y lo ha incorporado a sus planes para los próximos cinco años”.
Trump llegó a decir que el cambio climático era un “engaño” inventado por China y amenazó con retirar a EE.UU. del Acuerdo de París, aunque aún no ha confirmado esa promesa. Desde la elección de Trump en noviembre, altos funcionarios y líderes chinos vienen insistiendo en que EE.UU. debe cumplir sus compromisos climáticos.
China, mientras tanto, ha fijado claramente la dirección que va tomar su política energética en los próximos años: duplicar la reducción de su dependencia del carbón y aumentar el uso de las renovables. “La política china es de largo plazo; no cambia cuando hay un cambio de liderazgo. Y si miras a todos los miembros de sus congresos ves que entienden que solventar el problema del cambio climático es muy bueno para la humanidad y para China”, explica a este diario Mohan Munasinghe, premio Nobel del 2007 , experto en políticas sobre cambio climático.