Controladores aéreos para pronosticar el cambio climático
El proyecto Lindus-2, dotado con 1.400.000 euros y financiado en un 65 % por fondos europeos, engloba el estudio de las aves migratorias y murciélagos, la educación ambiental y el ecoturismo, a través del Gobierno de Navarra, el ayuntamiento de Burguete, SEO/BirdLife en Aragón y la Ligue pour la Protection des Oiseaux (LPO-Aquitania) en Francia.
A 1.800 metros de altura en las montañas del Somport, bañadas por pizzarras rosadas y tapizadas de enebros, brecinas e incluso arandanos, los técnicos de campo de SEO/BirdLife comienzan a ver las primeras grullas de la temporada sobrevolando la frontera, como explica Marta Medrano, ambientóloga y una de las cuatro personas que forman el equipo de controladores aéreos de la ONG. "El truco para verlas está en hacer un barrido por el cielo, tomando a las montañas como referencia. Para identificarlas, hay que fijarse en el tamaño, la cola, las alas o la forma de volar", explica otro de los observadores, Héctor Bintanel.
Los cuatro técnicos de campo, que hacen turnos de tres en tres días, trabajan desde mitad de julio hasta mitad de noviembre observando el periplo de las aves migratorias, enfundados en forros polares y acompañados de un hidrómetro, anemómetro y termómetro, para anotar las condiciones meteorológicas cada hora en un cuaderno de campo, en el que también dejan constancia del número y tipo de aves avistadas, ayudados de catalejos, prismáticos y telescopios.
"Yo he llegado a contar hasta 4.883 vencejos en menos de un día", cuenta Medrano. "Fue muy estresante, me escocían hasta los ojos, pero fue muy emocionante", continúa, mientras que el récord de Bintanel está en el avistamiento de más de 5.500 milanos negros. La idea de esta parte del proyecto, que comenzó en 2016 y acabará en 2018, es testear cuál es el lugar del Pirineo aragonés que mejor explica la migración de las aves para construir, a partir del año que viene, un refugio que sirva tanto para la observación científica como turística y alargar así la vida de la iniciativa una vez se acabe la financiación europea.
Golondrinas, vencejos y milanos negros
Desde que empezó el proyecto esta temporada, han pasado más de 60.000 aves migratorias, contadas una a una por los técnicos de campo, según explica el coordinador técnico, Pablo Vicente, que señala que las más abundantes han sido golondrinas y vencejos comunes y milanos negros. Junto a ellas, águilas calzadas, busardos ratoneros, azores comunes, halcones peregrinos, aguiluchos cenizos, aviones zapadores, alimoches, cernícalos, mosquiteros, zorzales y una larga lista que han pasado por la puerta de los Pirineos, ante la mirada de los residentes habituales del valle, los buitres leonados. Se calcula que en torno al 50 % de las aves que hay en España son migratorias y, muchas de ellas, pueden llegar a realizar viajes de hasta 20.000 kilómetros.
Consecuencias de la sequía
El delegado de SEO/BirdLife en Aragón, Luis Tirado, inmerso también en este proyecto, explica desde un repecho en la estación de esquí de Candachú, que "la sequía puede provocar cambios diametrales en las rutas migratorias de las aves de un año para otro". Un ejemplo de ello es la Laguna Gallocanta, o La Mancha Húmeda, donde "no se ve ni un sólo pájaro en los años secos". Asimismo, en los últimos 20 años, los estudios han demostrado que aves como la golondrina han retrasado su época de invernada debido a que las temperaturas en el norte continúan siendo cálidas a finales de verano e inicios del otoño.