Las ciudades se están calentando aún más rápido. El efecto «isla de calor» -causado por la falta de vegetación, la concentración de asfalto y cemento y la actividad humana- hace que las temperaturas en un centro urbano sean hasta cuatro grados más altas en verano que en los alrededores, como certificaron los expertos de la NASA en Nueva York.
En cuatro grados aumentará también la temperatura media en las ciudades de aquí a fin de siglo con el nivel actual de emisiones, de ahí la necesidad de enfriarlasa toda costa y lo antes posible. Incluso con un aumento de 1,5 grados, se estima que 2.300 millones de humanos estarían expuestos a severas olas de calor, de acuerdo con el informe Sustainable Urban Cooling presentado por la ONU en la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26).
«El calor extremo va a terminar siendo un asesino invisible en las ciudades, comparable a la contaminación, si no tomarmos medidas urgentes», vaticina Yvonne Aki-Sawyerr, la alcaldesa de Freetown. La capital de Sierra Leona cuenta desde este año con una chief heat office (Eugenia Kargbo), cuya misión es básicamente velar por el enfriamiento de los espacios urbanos y prevenir los efectos del calor cuando los termómetros suben de los 35 grados.
Con la iniciativa Freetown to Treetown, Yvonne Aki-Sawyerr ha emprendido la labor de plantar un millón de árboles como parte de la estrategia, que incluye un cambio radical en el diseño en los edificios para mejorar la ventilación natural, la combinación de energías renovables y refrigeración y el uso inteligente del agua para aliviar las temperaturas.
Las ciudades, un laboratorio para probar soluciones
«La ciudades estamos sufriendo muy directamente los efectos del cambio climático y vamos a ser los laboratorios en la vida real para experimentar las soluciones», advierte la alcaldesa de Freetown. «En Atenas, se ha comprobado que la fuentes pueden bajar hasta tres grados las temperaturas en una plaza. En Medellín, se han creado 36 corredores verdes en apenas tres años. La alcaldesa Anne Hidalgo ha puesto en marcha en París un sistema de refrigeración usando el agua del Sena».
«He estado hablando también con el alcalde de Sevilla (Juan Espadas) y creo que es otra ciudad con la que podemos intercambiar experiencias, porque las olas de calor están diluyendo cada vez más las fronteras norte/sur», concluyó Yvonne Aki-Sawyerr. Sevilla ha liderado precisamente un proyecto internacional para categorizar y denominar a las olas de calor (como se hace con los huracanes) porque está comprobado su efecto en la prevención y en la concienciación de los ciudadanos.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha tenido también un protagonismo especial en la COP26 al asumir el cargo de la vicepresidencia del grupo C40, la red mundial de ciudades contra el cambio climático. El alcalde de Londres Sadiq Khan ha tomado el timón como presidente y ha viajado hasta Glasgow en tren con Colau y otros ediles, prestos a compartir sobre la marcha sus experiencias.
«Barcelona es una ciudad de la que podemos aprender mucho, sobre todo en el uso del espacio público», declaró Khan. «El espacio ganado al coche durante la pandemia se debe mantener en el nombre de otra emergencia sanitaria, como es la contaminación. Y las mismas medidas que hacen el aire respirable nos sirven para bajar las emisiones de CO2 y plantar cara al cambio climático».
Zona de emisiones ultra bajas
Londres llevó la delantera con la zona de emisiones ultra bajas, recién ampliada a gran parte del perímetro urbano. «Hay que crear grandes espacios peatonales, y fomentar los desplazamientos a pie, en bicicleta y en transporte público», sostiene Khan. «Y hay que acelerar la electrificación y hacer más ubicuos los cargadores, y en este sentido nos llevan la delantera las ciudades chinas».
Fuzhou y Zhenjiang fueron de hecho dos de las últimas incorporaciones a la red c40, que abarca ya a más de un centenar de ciudades, y que se multiplican hasta 1.000 (con un total de 700 millones de habitantes) con la campaña Cities Race to Zero, relanzada también en Glasgow. El alcalde de Londres asegura que las ciudades están también marcando el camino, en colaboración con el sector privado, a la hora de diseñar estrategias de «desinversión» en combustibles fósiles y canalización hacia fuentes renovables.
«Las ciudades podemos hacerlo más rápido y de una manera más efectiva que los países», advierte Sadiq Khan. «Es más, yo creo que si el siglo XIX fue el de los imperios y el siglo XX el de las naciones-estado, el siglo XXI será el de la ciudades. La mitad de población vive ya en zonas urbanas y llegaremos a dos tercios en un par de décadas. Pero no podemos esperar: tenemos en el horizonte propuestas para alcanzar la neutralidad de carbono en el 2025 o en el 2030″.
Ausencia de Madrid
Khan destaca el papel de ciudades europeas como Milán (referente mundial en la gestión de residuos y la lucha contra los desperdicios alimenticios) y pasa de puntillas al referirse a Madrid. El alcalde José Luis Martínez-Almeida, tan ubicuo en la COP25 hace dos años, no ha viajado a Glasgow, ni tampoco tiene previsto intervenir por videoconferencia, informa Luis Ángel Sanz.
Desde alcaldía aclaran a este diario que Almeida no ha podido ir porque estos días se celebra en Madrid la reunión de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI). La ausencia del alcalde en Glasgow ha provocado las protestas de la oposición. La portavoz municipal del PSOE, Mar Espinar, aseguró que esta ausencia «lo dice todo sobre el papel que ocupa Madrid en el cambio climático». El PSOE y Más Madrid han acusado al alcalde de recortar el proyecto de Manuela Carmena contra la contaminación, Madrid Central, al abrirlo parcialmente al tráfico.
Aunque ni el alcalde, ni la vicealcaldesa, Begoña Villacís, intervendrán de ninguna manera en el encuentro de Glasgow, sí lo hará Santiago Saura, delegado del Área Internacional del Ayuntamiento de la capital de España, que depende de Villacís. El concejal de Ciudadanos participará por videoconferencia en dos paneles: ‘Hubs de innovación en las ciudades’ y ‘Viviendas climáticamente neutrales’.
Fuente: CARLOS FRESNEDA / EL MUNDO,
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/medio-ambiente/2021/11/04/6182b768fdddff366d8b45a2.html,