Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, ha detallado recientemente que, a pesar de las últimas lluvias, muchas regiones del norte de África, España, Italia y Grecia continúan experimentando los impactos de la sequía que azota al sur de Europa. Estos territorios se caracterizan por la escasez de precipitaciones en los últimos años, especialmente en la cuenca del Mediterráneo.
¿Qué es y cuáles son los tipos de sequía que existen?
La sequía se define como un período prolongado en el que una región específica no recibe la cantidad de agua necesaria para satisfacer las necesidades de su fauna, flora y de la población humana. Puede tener graves consecuencias en la agricultura, la ecología, la economía de una región, la ganadería y el suministro de agua potable, pudiendo llevar incluso a conflictos sociales y situaciones de hambre.
Los tipos de sequía que existen son:
Impacto sustancial en casi todas las regiones
El Observatorio Europeo de la Sequía para la Resiliencia y la Adaptación (EDORA) marca distintos puntos en un mapa, resaltándolos con el color rojo, del norte de África, del sur del área mediterránea española y de Baleares y de Sicilia y Cerdeña (Italia).
EDORA ha publicado un post en la red social X (antigua Twitter) declarando lo siguiente ante esta situación:
¿Cuáles son las consecuencias de la sequía?
Las principales consecuencias de la sequía son:
- Daños en el hábitat y pérdida de biodiversidad: Cuando los periodos de sequía se prolongan en el tiempo, las consecuencias para la fauna y flora de la Tierra podrían ser letales, llevando a la extinción a miles de especies animales y vegetales.
- Desaparición de las tierras de cultivo: Si dichos periodos de sequía son muy extensos en el tiempo, provocaría la desaparición de las producciones agrícolas y las tierras donde pasta el ganado, teniendo un impacto muy grave a la hora de obtener los alimentos necesarios para subsistir tanto para los animales como para los seres humanos y en la economía a nivel mundial.
- Escasez de agua: La disminución de las precipitaciones puede reducir los niveles de agua en fuentes subterráneas y superficiales, lo que lleva a una escasez de agua para consumo agrícola, humano e industrial.
- Incendios forestales: La sequía puede aumentar el riesgo de incendios forestales al secar la vegetación e incrementar las probabilidades de que los bosques y pastizales sean más inflamables.
- Suelos áridos: La aridez de los suelos, debido a la erosión y desertificación que sufren con largos periodos de sequía, provoca tormentas de polvo que son muy nocivas para la salud física y mental de los seres humanos que habitan en una determinada región o territorio.
Fuentes: Redacción Ambientum, EFE VERDE