El calentamiento global se ensaña con las ciudades
Los climatólogos acuñaron esta definición para explicar el microclima que se crea en las ciudades, cuando la vegetación, los ríos y los lagos se sustituyen por edificios, asfalto y hormigón.
Si todo seguirá como ahora, para el año 2100 las ciudades podrían ver aumentar su temperatura entre 7 y 8 grados centígrados. De éstos, cinco grados se atribuirían al calentamiento global, el resto al efecto isla de calor. Es lo que teoriza un estudio publicado por la revista Nature Climate Change.
Un daño local y global
El 5% de las ciudades más pobladas del mundo “podría experimentar un aumento de las temperaturas incluso por encima de los 8 grados centígrados”, advierte Francisco Estrada, del Instituto de Estudios Ambientales de Ámsterdam, co-autor de la investigación que ha analizado las temperaturas de 1.692 metrópolis en el período entre 1950 y 2015.
Estrada y su equipo han desarrollado también una proyección del impacto económico del fenómeno. Las pérdidas en el PIB fluctuarían entre un 1,4% y un 1,7% por año hasta 2050 y entre 2,6% y 5,6%, con picos de 10,9%, hasta 2100. Las consecuencias del calentamiento sobre costes energéticos, salud ciudadana, infraestructuras y sectores como el turismo motivarían estas previsiones.
Estos datos, según los investigadores, deberían alentar la adopción de medidas tanto a nivel global como local. A nivel mundial, es primordial la adopción de los Acuerdos de París de 2015, que vinculan los países firmantes a implementar medidas para contener el aumento de la temperatura hasta un máximo de 2° C. A nivel local, se deberían adoptar políticas para limitar el tráfico de automóviles y la calefacción doméstica, así como el desarrollo del verde urbano.
Las ciudades ocupan sólo el 1% de la superficie de la tierra, pero consumen el 78% de los recursos energéticos, produciendo el 60% de todo el CO2 liberado a la atmósfera, especialmente por la combustión de carbón, petróleo y gasolina.