Los descubrimientos recientes sobre el meteorito que hace 66 millones de años acabó con los dinosaurios y el 76% de las especies en la Tierra abre nuevas líneas de investigación para entender mejor el comportamiento de la Tierra ante el cambio climático, según afirmó  la experta Ligia Pérez.

La investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmó que, al poder estudiar las cantidades de Dióxido de Carbono (CO2) derivadas del impacto del bólido -que cayó en un mar poco profundo cerca de Chicxulub, en la península de Yucatán-, podrán establecerse similitudes con el calentamiento global que sufre ahora el planeta y establecerse modelos predictivos. "El CO2 es responsable del calentamiento global, las emisiones en gigatoneladas hablan de cuánto pudo haber sido el incremento de la temperatura promedio del planeta, lo cual puede ser un análogo para ver cuáles son las condiciones actuales y tener modelos predictivos en el futuro, es una de las líneas que se abrió a partir de esto", aseguró en conferencia de prensa.

Por su parte, el investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM Jaime Urrutia indicó que, gracias al reciente descubrimiento de que la vida tardó 30.000 años en volver a surgir tras el impacto del bólido -responsable de la quinta extinción masiva de las especies- se abren también "nuevas conexiones con las extinciones de especies que se tienen en la actualidad". "Es muy interesante ver cómo reaccionan los ecosistemas cuando tenemos fragmentación y pérdida de algunas especies y cuánto tiempo y de qué manera lo hacen", manifestó.

Esto tiene especial interés para los científicos, ya que las extinciones de especies que hoy día se experimentan están íntimamente relacionadas con la actividad del ser humano y el calentamiento global. Por tanto, el estudio de la reacción de la vida ante un fenómeno catastrófico como el del asteroide -cuya fuerza fue siete millones de veces más grande que la explosión de la bomba nuclear más poderosa de la historia, según la UNAM- permite saber "qué podemos esperar de las especies y bajo qué condiciones y tiempos esto va a ocurrir".

Urrutia se mostró entusiasmado también con que relativamente pronto se podrá resolver interrogantes relevantes como "por qué los mamíferos que lograron sobrevivir al meteorito eran de menos de un kilogramo y en un tiempo de alrededor de diez millones de años ya estaban del tamaño de los elefantes". El impacto del asteroide fue tan virulento que dejó un cráter de 180 kilómetros de diámetro y alteró significativamente toda la geología de la Tierra. 

Por ello, según reconoció el científico, fue toda una sorpresa observar que tan solo 30.000 años después del impacto existiesen comunidades de foraminíferos y algas calcáreas, ya que en la zona afectada quedó muy contaminada. Sobre esto, la científica llamó a extraer la lección de que "la vida se reinventa y resurge siempre, no importando cuán adversas sean las condiciones". A esto agregó que se cree que en tan solo diez años comenzaron a aparecer los primeros indicios de vida. Es importante destacar que las algas calcáreas son el primer eslabón de la cadena trófica, por lo que sirvieron de soporte para que muchos organismos posteriores pudieran desarrollarse.

Pérez, quien fue partícipe en la investigación internacional, contó que tuvieron que realizarse una serie de estudios geofísicos y geotécnicos que sirvieron para definir los puntos de perforación idóneos en el sector central del cráter de Chicxulub. Con estas perforaciones se obtuvieron muestras que los científicos pudieron examinar en diferentes laboratorios internacionales presentes en el proyecto y así obtener estos resultados que, más allá de su relevancia, no hacen más que abrir nuevas y apasionantes incógnitas.



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