La reciente tragedia en Valencia, donde inundaciones devastadoras en el este y sur de España dejaron más de 213 muertos hasta el momento, y graves daños materiales, ha subrayado la vulnerabilidad de Europa ante la crisis climática. Aunque la Unión Europea ha desarrollado un marco sólido para la adaptación climática, el Tribunal de Cuentas de la UE ya advirtió, recientemente, que aún persisten importantes deficiencias en la implementación de estos proyectos. Esta falta de eficacia amenaza con empeorar los efectos del cambio climático y pone en entredicho la capacidad de Europa para alcanzar la resiliencia climática en 2050.
La urgencia de adaptarse al cambio climático: mitigación vs adaptación
El cambio climático demanda una respuesta en dos frentes: mitigación y adaptación. Mientras la mitigación se centra en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la adaptación busca aumentar la resiliencia frente a fenómenos como olas de calor, sequías, incendios e inundaciones, que cada vez serán más frecuentes y severos. Sin embargo, los esfuerzos de mitigación han acaparado gran parte de la financiación y la atención política, relegando la adaptación a un segundo plano.
En este contexto, la Unión Europea cuenta con planes para la adaptación al cambio climático, y España tiene su propia estrategia nacional, apoyada por planes regionales y locales. Estos, a su vez, dependen de las competencias de los ayuntamientos y comunidades autónomas en ámbitos clave como la ordenación del territorio, el urbanismo y la sanidad. Pero la implementación efectiva de estos planes presenta importantes limitaciones, especialmente a nivel local.
Advertencias de la UE: obstáculos en la adaptación climática
El reciente informe del Tribunal de Cuentas de la UE, emitido el 16 de octubre, enfatiza que, aunque el marco europeo para la adaptación es robusto, su aplicación es deficiente. En su análisis de 36 proyectos de adaptación financiados por la UE en países como Austria, Estonia, Francia y Polonia, los auditores señalaron que cerca de un tercio de los proyectos no lograron mejorar la resiliencia climática, y en dos casos, incluso aumentaron la vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos.
Este descontrol, según Klaus-Heiner Lehne, responsable del informe, puede hacer que las políticas de adaptación no evolucionen al ritmo de la crisis climática. Además, el uso de datos científicos obsoletos, la subestimación de los costes y las inconsistencias entre las estrategias locales y nacionales limitan la efectividad de los esfuerzos de adaptación. “Nos enfrentamos a un riesgo creciente de que las medidas de adaptación no sigan el ritmo del cambio climático”, advierte el Tribunal, insistiendo en que la falta de acción también tiene un coste económico significativo.
Los auditores también subrayan las consecuencias económicas de la inacción, indicando que, con un aumento de entre 1,5 y 3 °C en las temperaturas globales, la UE podría enfrentar pérdidas de hasta 175.000 millones de euros anuales para mediados de siglo.
Falta de financiación y apoyo a nivel local
A pesar de que el 2021-2027 representa un periodo de inversión significativa en la adaptación climática, con un presupuesto de 26.000 millones de euros, los problemas persisten en el acceso de los municipios a estos fondos. El informe del Tribunal revela que solo el 16 % de los municipios encuestados cuenta con un plan de adaptación local, lo cual limita gravemente su capacidad de respuesta ante eventos extremos. Además, existen barreras en el uso de herramientas de adaptación proporcionadas por la UE, como Climate-ADAPT y el Pacto de las Alcaldías, lo que evidencia una desconexión entre las políticas comunitarias y las realidades locales.
Desastres naturales y el costo de no actuar
La escalada de fenómenos climáticos extremos está generando pérdidas sin precedentes. Según el Tribunal de Cuentas, los desastres naturales en Europa han provocado daños anuales de hasta 26.000 millones de euros en la última década. Estos costos, cada vez mayores, amenazan con desbordar las economías locales y dificultar aún más la adopción de medidas preventivas.
El Tribunal identificó algunos ejemplos de lo que llaman «mala adaptación», como promover la expansión de cultivos de regadío en lugar de transitar hacia cultivos menos dependientes del agua o construir diques sin considerar la reubicación de poblaciones vulnerables. Estas decisiones pueden no solo ser ineficaces, sino también contraproducentes en la lucha contra los efectos del cambio climático.
Recomendaciones de la ONU: sistemas de alerta temprana y planificación urbana
Para enfrentar estos desafíos, la ONU insiste en que los sistemas de alerta temprana son clave para proteger a las poblaciones. La iniciativa «Alerta temprana para todos», lanzada por el secretario general de la ONU, António Guterres, busca garantizar que para 2027 todas las personas estén protegidas frente a fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, lograr esta meta requiere no solo de mejoras tecnológicas en las alertas meteorológicas, sino también de una gestión integral de los recursos y la infraestructura a nivel urbano.
La tragedia de Valencia ha puesto de manifiesto la importancia de un enfoque multidisciplinario en la adaptación climática. Como destacó Omar Baddour, jefe de monitorización climática de la ONU, no se trata únicamente de mejorar los sistemas de alerta, sino de una planificación urbanística que tenga en cuenta el riesgo climático y promueva el uso sostenible del suelo.
Reflexiones finales
La adaptación al cambio climático en Europa enfrenta desafíos estructurales que requieren una respuesta coordinada y una mayor inversión en resiliencia local. Sin embargo, los planes actuales aún no son suficientes para responder a la magnitud de la crisis climática, y las brechas en la financiación, la ejecución y el uso de datos actualizados amenazan con ampliar esta vulnerabilidad.
En definitiva, la Unión Europea debe reforzar sus esfuerzos de adaptación al cambio climático y mejorar la coordinación con los niveles locales para hacer frente a los eventos extremos que seguirán aumentando en los próximos años. La crisis climática no espera, y las medidas de mitigación, aunque fundamentales, no son suficientes. La adaptación es urgente y debe ser una prioridad en todas las políticas de desarrollo sostenible de la región.
Fuente: EFE y EFEverde, con información de los informes del Tribunal de Cuentas de la UE y el programa de ONU-Hábitat.