Desde ayer y hasta el 8 de septiembre un equipo liderado por Gordon Hamilton, reconocido glaciólogo de la Universidad de Maine, y Fiamma Straneo, oceanógrafa de la Woods Hole Oceanographic Institution, intentará obtener datos que contribuyan a comprobar su hipótesis sobre la contribución de las alteraciones climáticas de las corrientes marinas a la aceleración del deshielo del Ártico. La expedición también se encargará de emplazar nuevos medidores, así como cámaras y GPS que permitirán obtener una imagen precisa del retroceso del glaciar a causa del deshielo.
Según estos equipos de científicos, las corrientes subtropicales de agua cálida podrían estar llegando al glaciar a causa del cambio climático y contribuir a su derretimiento desde las profundidades. Esta nueva hipótesis explicaría por qué el hielo Ártico se derrite con mayor rapidez de la proyectada por los científicos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) que, cuando emitieron su cuarto informe (el último hasta la fecha), no disponían todavía de estos datos.
"Los científicos suponían hasta ahora que el derretimiento de los glaciares era debido exclusivamente al aumento de la temperatura del aire. El hecho de tener en cuenta también el aumento de la temperatura del agua podría explicar la velocidad bastante más elevada de deshielo observada respecto a las previsiones. Determinar definitivamente las razones de este comportamiento puede significar un paso muy importante para la ciencia del clima" ha declarado Aida Vila, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace España, que participó en la expedición al Ártico en 2009.
Arctic Sunrise
En 2009, Greenpeace y el mismo equipo científico realizaron una expedición al Ártico a bordo del Arctic Sunrise para instalar los instrumentos de medida que registraran día a día y durante un año los procesos de deshielo y de aumento progresivo de la temperatura del agua, así como sus impactos en el glaciar. Una vez que se recojan los dispositivos, se dispondrá, por primera vez, de series de datos de larga duración sobre las condiciones del fiordo, lo que puede confirmar la relación entre el aumento de la temperatura del agua en el fiordo y la aceleración del deshielo del glaciar.
"Volvemos al Ártico para saber más acerca de la grave crisis climática en la que estamos inmersos. Este verano hemos visto un iceberg del tamaño de la isla de Ibiza desprenderse de uno de los mayores glaciares de la zona, muestra de la urgencia de reducir drásticamente las emisiones de CO2 si queremos frenar la degradación de este frágil ecosistema antes de que sea demasiado tarde" ha declarado Iris Menn, responsable de la campaña Océanos de Greenpeace y miembro de la expedición.
Esta expedición coincide con otra de la organización ecologista que, a bordo del buque Esperanza, recorre las principales explotaciones petrolíferas en aguas profundas del mundo; se encuentra ahora frente a los pozos de la compañía británica Cairn Energy en el Ártico. En este sentido, Greenpeace recuerda que estas instalaciones no sólo ejemplifican el peligro de sufrir catástrofes como el vertido del golfo de Méjico sino la dependencia de los combustibles fósiles que ha llevado a la crisis climática actual. Por eso, la organización ecologista solicita una moratoria internacional de las explotaciones petrolíferas en aguas profundas así como una [R]evolución Energética en la forma de producir, transportar y usar la energía que permita prescindir de los combustibles fósiles gracias al ahorro, la eficiencia y a las fuentes renovables.