Los países se han comprometido a cerrar en diciembre, en la cumbre del clima de Katowice (COP24), el llamado libro de reglas por el que se regirá el funcionamiento y cumplimiento del Acuerdo de París. Pues bien, los textos de trabajo salen de Bonn abiertos en todo lo que atañe a sus puntos conflictivos: el mecanismo quinquenal para revisar que las naciones han hecho sus deberes, y la financiación a los países en desarrollo.
Más reuniones
En un año normal de negociaciones la reunión de Bonn en mayo sirve para que los diplomáticos de los cerca de 200 países de la convención de cambio climático concreten los textos oficiales de negociación de la cumbre de final de año. En años excepcionales, como este, hay que convocar más reuniones intermedias antes de la cumbre. En este caso, los negociadores han quedado en verse las caras de manera oficial del 3 al 8 de septiembre en Bangkok (Tailandia) para avanzar en todos los programas de trabajo que formarán parte de ese libro de reglas.
Antes y después de la gran cita de agosto, habrá otras rondas de contactos “extraoficiales” en citas como la reunión del G7 (8-9 junio en Quebec), el Diálogo de Petersberg (17-19 junio en Berlín), el MOCA, siglas en inglés del encuentro ministerial de acción climática entre la UE, China y Canadá (Bruselas, 20-21 junio), la cumbre de acción climática de San Francisco a comienzos de septiembre, la Asamblea General de la ONU en Nueva York a finales de ese mes, o las reuniones anuales del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Diálogo de Talanoa
El país que presidió la última cumbre del clima (COP23), Fiji, estableció un procedimiento de rendición de cuentas en materia de acción climática denominado: Diálogo de Talanoa, en referencia al modo en el que los nativos de estas islas del Pacífico se sientan en círculo y mirándose a la cara para resolver sus asuntos. Pues bien, los países y los agentes sociales fueron llamados a hacer este ejercicio en 2018 con el objetivo de que respondieran a tres preguntas referentes a la acción contra el cambio climático: ¿Dónde estamos? ¿A dónde queremos llegar? ¿De qué manera lo conseguiremos?
La convención de cambio climático presentará un informe en breve de estas dos semanas de Diálogo y emplaza a los países a llevar a cabo esta práctica de manera regional y local. La UE ya ha anunciado que hará su propio Diálogo de Talanoa en Bruselas el 13 de junio. Entre las seis empresas que han participado en esta ronda del Diálogo de Talanoa en Bonn está Ibedrola. Su portavoz de cambio climático, Gonzalo Sáenz de Miera ha explicado en Bonn que lograr la descarbonización de la economía en 2050 es “posible y deseable” para “mejorar la calidad del aire, generar energía a precios más asequibles, así como empleo y tejido industrial”.
Su respuesta a la tercera pregunta (la manera de avanzar) ha sido: “con objetivos claros de a dónde quieres llegar a 2050 para, a partir de ahí, definir 2030; con un precio al CO2 en los consumos de energía finalistas y con una fiscalidad basada en el principio de que quien contamina paga”. El primer ministro de Fiji, Frank Bainimarama, quien dirige el diálogo, lo ha cerrado en Bonn con una frase: “Por favor, hagan más“.
Objetivo 2020
El objetivo final del Diálogo es inspirar a los países de cara a una fecha: 2020, cuando deben presentar compromisos de cambio climático más ambiciosos; y, según fuentes consultadas por EFE, esta primera ronda de conversaciones ha ido “en dirección correcta”, y se han escuchado historias “inspiradoras”. Las cumbres importantes, como la de 2020, encuentran a muchos países aspirantes a organizarlas -¡no olvidar que los acuerdos acaban llevando los nombres de las ciudades donde se alcanzan!-. Estas dos semanas en Bonn hay siete países que han insinuado que les gustaría albergar la COP26: Australia, Canadá, Israel, Nueva Zelanda, Reino unido y Turquía.
IPCC
El siguiente paso para responder a la primera pregunta del Diálogo de Talanoa -¿Dónde estamos con respecto al cambio climático?- será el informe que el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) presentará el 8 de octubre. Con el mismo dará contestación a cuánto queda para que la temperatura media del planeta rebase el aumento de 1,5 grados y cuáles serán los impactos.
Financiación
Campo de batalla de toda ronda de negociaciones que se precie. El máximo conflicto en Bonn ha atendido a que los países en desarrollo quieren predictivilidad: que los países ricos les digan con dos años de antelación cuánto dinero les van a transferir para mitigar y adaptarse a un cambio climático que, fundamentalmente, no han provocado ellos. Los países en desarrollo englobados en el G77 también reclaman que los países ricos detallen cómo van a suplir los fondos que el presidente estadounidense Trump va a dejar de dar hasta 2020 (2.000 millones en el caso del Fondo Verde para el Clima).
Polonia
El país que ostenta el récord en organización de cumbres del clima (va por cuatro) ha anunciado que su ministro de Energía, Michal Kurtyka será el presidente de la COP24 de Katowice, algo que no ha sentado nada bien al dimitido ministro de Medio Ambiente, Jan Szyzko, quien aspiraba a liderar las negociaciones.
Pisar el acelerador
No cabe duda de que este es el gran mensaje político resultante de estas dos semanas y ha salido de boca de la jefa de cambio climático de la ONU, Patricia Espinosa: “Estoy satisfecha con los progresos de estas dos semanas de negociaciones, pero urge avanzar más rápido para finalizar el libro de reglas del Acuerdo de París”.