La campaña comenzará en Fairbanks (Alaska), desde donde despegarán un DC-8 y un transporte B-200 de la NASA que durante tres semanas se convertirán en laboratorios volantes, dijo el organismo.
La NASA pondrá en marcha esta semana el estudio de los componentes de la atmósfera baja del Ártico para identificar la forma en que la contaminación aérea contribuye al cambio climático en esa región, informó hoy el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por su sigla en inglés). La campaña comenzará en Fairbanks (Alaska), desde donde despegarán un DC-8 y un transporte B-200 de la NASA que durante tres semanas se convertirán en laboratorios volantes, dijo el organismo de la agencia espacial estadounidense en un comunicado.
Los instrumentos instalados en ambos aviones medirán los gases y aerosoles que contribuyen a la contaminación aérea, así como la radiación solar.
El JPL señaló que el punto central del estudio será la formación de "la bruma primaveral" del Ártico que refleja las reacciones químicas de los contaminantes acumulados durante el invierno tras desplazarse desde las latitudes inferiores.
Según el comunicado del JPL, la reciente reducción de la plataforma de hielo es una de las indicaciones de que el Ártico pasa por importantes cambios ambientales vinculados al calentamiento global.
La NASA y sus socios proyectan estudiar el papel que desempeña la atmósfera en esta delicada región con la campaña denominada Investigación Ártica de la Troposfera desde Aviones y Satélites (ARCTAS, por su sigla en inglés), agregó.
"Es importante que vayamos al Ártico para comprender la contribución atmosférica al calentamiento y en un lugar que está cambiando rápidamente", manifestó Jim Crawford, director del Programa de Química Troposférica de la NASA.
"Estamos en posición de proporcionar la más completa caracterización que se tenga hasta la fecha de una región que casi nunca es observada, pero que es crucial para entender el cambio climático", agregó.
Según Daniel Jacob, científico del proyecto ARCTAS en la Universidad de Harvard, el Ártico es "representativo del cambio global" y aún se desconocen "los procesos que están impulsando ese cambio".
"Necesitamos tener un mejor conocimiento y es por eso que vamos allí", agregó.
Según Hanwant Singh, científico de ARCTAS en el Centro Ames de Investigaciones de la NASA, uno de los problemas es que hasta ahora no se ha hecho un estudio integral sobre el desplazamiento de los contaminantes en la atmósfera.
"Podemos ver la bruma ártica pero desconocemos su composición o cómo llegó. Un objetivo de ARCTAS es proporcionar un conocimiento completo sobre la composición de aerosoles, la química y los efectos climáticos en la región ártica", añadió.
Las observaciones de los aviones también ayudarán a los científicos a interpretar datos proporcionados por los satélites de la NASA que realizan órbitas sobre el Ártico.
Estos incluyen el satélite Aura, que cuenta con un Espectrómetro de Emisión Troposférica, y el satélite Pathfinder, de observación en infrarrojo de nubes y aerosoles.
Los datos que transmitan esos satélites serán comparados con los de los aviones para reducir al máximo los márgenes de error, señalaron fuentes de JPL.
Según explicaron, la interpretación de la información suministrada por los satélites puede ser difícil en el Ártico debido a la capa permanente de nubes, los reflejos de la nieve y el hielo, así como a las frías temperaturas en la superficie.
"La NASA ha invertido grandes recursos en satélites que pueden ser útiles en el diagnóstico de los efectos del cambio climático", señaló Jacob.
"Los satélites pasan sobre los polos en su órbita y tiene buena cobertura, pero se necesitan las observaciones de los aviones para apoyarlas", agregó.