El modelo ha sido puesto a punto por profesionales forestales de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León considerando las 18 especies arbóreas más importantes de las masas forestales peninsulares.
Los resultados numéricos y la cartografía generada por el modelo determinan que los bosques húmedos de la mitad norte de la Península tienen mayor capacidad para adaptarse a las incertidumbres derivadas del cambio climático que los bosques mediterráneos situados en la mitad sur.
Dentro de unos 50 años el clima previsto por las estimaciones oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología para la Península será, según este modelo, menos versátil que el actual en términos ecológicos, es decir que tendrá una menor capacidad de albergar bosques con alta diversidad y estabilidad.
La capacidad de los bosques peninsulares para adaptarse al cambio climático tenderá a disminuir en casi todo el territorio, salvo en la cornisa norte y en algunas áreas forestales de montaña situadas a más de 1500 metros de altitud, en las que una parte de los bosques de coníferas actuales (pinos y abetos) se enriquecerán con frondosas (robles y hayas) que migrarán desde las partes bajas.