Un equipo de científicos, encabezado por el biólogo Dave Evans de la Universidad de Washington, expuso durante 10 años nueve parcelas del desierto estadounidense de Mojave a los niveles de CO2 actuales y a los previstos para 2050. El análisis indicó que "las tierras áridas pueden aumentar su absorción del dióxido de carbono lo suficiente en el futuro hasta representar de un 15 a un 28% de la cantidad actualmente absorbida por las superficies terrestres".
Gabriel Navas, de Costa Verde, una organización ambientalista que trabaja en la conservación de los ecosistemas ecuatorianos, explica que estas zonas albergan flora y fauna únicas y especialmente adaptadas a sobrevivir en condiciones de sequedad extrema. En el Ecuador estas zonas se localizan principalmente en las provincias de El Oro y Loja. "Presentan periodos secos prolongados, lluvias irregulares con promedios bastante bajos, temperaturas anuales de 19 a 30°C, y muy fluctuantes entre el día y la noche".
La investigación publicada sugiere, según sus autores, que cuando llegue el 2050, los ecosistemas áridos estarán contribuyendo significativamente a eliminar el CO2 nocivo de la atmósfera. Es por eso que Navas defiende la conservación de estas zonas, que, según la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), son ambientes frágiles y llenos de vida que cubren un tercio de la superficie terrestre.
Los hallazgos de este estudio ayudarán a la comunidad científica a determinar con más precisión cuánto CO2 permanece en la atmósfera contribuyendo al cambio climático y cuánto se almacena en la tierra o el océano en otras modalidades de contención del gas. "Al ocupar buena parte del planeta, pueden tener un efecto significativo para contrarrestar el cambio climático", manifestó Evans. Además, agregó la preocupación de los efectos que puede tener en estos ecosistemas el crecimiento de la población y la explotación. Resaltó el tema de conservación.