Según lo establecido en el Acuerdo de París (2016), los países del mundo se han comprometido a disminuir las emisiones de carbono para el año 2050, como medida para estabilizar el cambio climático. Según el informe “El empleo en un futuro de cero emisiones netas en Latinoamérica y el Caribe” elaborado por BID y OIT, la transición hacia una economía verde permitiría crear 15 millones de puestos de trabajo en la región.
El estudio señala que el contexto actual, de reactivación económica ante la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, presenta una oportunidad óptima para trabajar sobre la sustentabilidad y generar fuentes de trabajo. Una recuperación verde e inclusiva es esencial para combatir la crisis climática y construir un futuro mejor.
De no tomarse medidas, la OIT estima que hacia el año 2030 se perderán 2,5 millones de empleos en Latinoamérica a causa del estrés térmico por calor, lo que afectaría particularmente a las personas que trabajan al aire libre en agricultura, construcción y ventas ambulantes. Además, El BID proyecta que para 2050 los daños causados por el cambio climático podrían costarle a la región USD 100.000 millones anuales.
Se ha vuelto necesario crear estrategias que contribuyan a la meta de cero emisiones para 2050. Es un proceso llamado descarbonizar la economía y apunta a reducir la emisión de carbono causada por actividades humanas.
Medidas necesarias para descarbonizar la economía en Latinoamérica
- Eliminar gradualmente la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles y sustituirla por fuentes libres de carbono, como la energía eólica y solar.
- Utilizar electricidad en lugar de combustibles fósiles para el transporte, la preparación de alimentos y la calefacción.
- Aumentar el transporte público y el no motorizado.
- Detener la deforestación y sembrar árboles.
- Reducir los residuos en todos los sectores, reciclar y empezar a usar materiales de construcción sostenibles.
Latinoamérica alberga el 40% de la biodiversidad del mundo y es el principal exportador de alimentos a nivel global. La transición a prácticas sustentables permitiría restaurar los ecosistemas y fomentar el ecoturismo. Esto complementará los puestos de trabajo que ya se están creando en los sectores de energías renovables, movilidad eléctrica, transporte público, manufactura, gestión de residuos y construcción sostenible.
BID y OID señalan a la agricultura sostenible y la silvicultura como áreas con un potencial impresionante para la generación de empleo en un futuro más ecológico. El cambio a dietas más sanas y orgánicas, que reducen el consumo de carne a la vez que aumentan el de alimentos de origen vegetal, crea puestos de trabajo y ayuda a la descarbonización. Se estima que este rubro genere 19,7 millones de empleos en los próximos diez años.
Hábitos más sostenibles
La pandemia también ha contribuido a establecer hábitos más sostenibles. Se ha configurado un nuevo modelo empresarial en que la migración a lo virtual -a través de proveedores de hosting – ha potenciado el teletrabajo, las reuniones virtuales y el comercio electrónico, prácticas que reducen las emisiones causadas por el transporte de personas hacia sus lugares de trabajo.
Gracias a sus ricos recursos y a no poseer problemas de sobrepoblación, la región está bien dotada para hacer una transición hacia cero emisiones. El diálogo social y la construcción conjunta puede ayudar a los gobiernos a tomar decisiones en pos del desarrollo sustentable, así como a garantizar que trabajadores, empresas y comunidades estén preparados para construir un futuro mejor.
Fuente: Neolo,