El trabajo publicado en Nature Climate Change por el investigador del Instituto Internacional para Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), Joeri Rogelj, es el primero en observar cómo las condiciones socioeconómicas, como las desigualdades, la demanda de energía y la cooperación internacional, pueden afectar a la viabilidad de alcanzar estos objetivos, y también considera supuestos tecnológicos y de recursos.
Los investigadores utilizaron seis modelos computarizados de evaluación integrados, cada uno de los cuales intentó modelar escenarios que limitan el calentamiento hacia el final del siglo a 1,5 grados, bajo cinco de los denominados Caminos Socioeconómicos Compartidos (SSP, por sus siglas en inglés).
SSP
Los SSP, desarrollados previamente por IIASA y otras organizaciones asociadas clave, analizan las diferentes formas en que el mundo y la sociedad podrían progresar, incluyendo, por ejemplo, uno en el que el mundo busca la sostenibilidad, uno en el que el crecimiento económico y demográfico continúe como lo han hecho históricamente y otro en el que el mundo persigue un alto crecimiento económico con poco énfasis en la sostenibilidad.
Los modelos de ordenador no pudieron modelar un escenario que limitaría el calentamiento a 1,5 grados en todos los SSP. Todos los escenarios exitosos incluyen un cambio rápido del uso de combustibles fósiles hacia fuentes de energía bajas en carbono, un menor uso de energía y la eliminación de CO2.
Desigualdades sociales y económicas
Las fuertes desigualdades sociales y económicas, un enfoque en el uso continuado de altos combustibles fósiles y las pobres políticas climáticas a corto plazo surgieron como barreras clave para alcanzar el objetivo de 1,5 grados.
En los escenarios exitosos, para el 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero ya han alcanzado su punto máximo y comienzan un declive que continúa rápidamente durante las siguientes dos o tres décadas. Las emisiones netas de gases de efecto invernadero se alcanzan entre 2055 y 2075.
La demanda de energía se ve limitada al mejorar las medidas de eficiencia energética. En el SSP, donde el crecimiento económico y demográfico continúa como lo han hecho históricamente, la demanda de energía en 2050, por ejemplo, se limita al 10-40 por ciento por encima de los niveles de 2010.