En su trabajo se combinaron los mejores modelos climáticos actuales con otros factores adicionales que influyen en el medio ambiente de la región.
El final del siglo XXI podría traer importantes cambios para la vida marina del Mar Báltico. Gracias a una investigación nueva se ha calculado que el cambio climático elevará la temperatura y bajará la concentración salina a niveles sin precedentes desde 1850.
Uno de los científicos asociados al estudio fue el profesor Jonathan Havenhand, del Departamento de Ciencias Biológicas y Medioambientales de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), que explicó: “Existen numerosos estudios que destacan el impacto medioambiental de distintos factores por separado sobre el medio ambiente y también modelos que muestran cambios globales en el clima, pero esta es la primera ocasión en la que se ha estudiado con detenimiento la manera en la que todos estos factores se combinan para influir sobre una región concreta, circunstancia que convierte a esta investigación en un trabajo singular.”
Los investigadores al cargo estudiaron la validez de los modelos introduciendo en ellos datos del periodo comprendido entre 1850 y 2006 para comparar a continuación las predicciones de los modelos con lo que realmente sucedió durante este periodo.
Los resultados obtenidos generan confianza en la capacidad de los modelos para predecir lo que sucederá en el Mar Báltico desde hoy hasta 2098. Se deduce que descenderá la concentración de sal y que la temperatura del agua será mayor a consecuencia de un aumento de la temperatura atmosférica y las precipitaciones.
Los investigadores entienden que el calentamiento del mar provocará una reducción de la concentración de oxígeno en el agua que agravará aún más las consecuencias de la eutrofización, el aumento del aporte de materia orgánica que recibe un ecosistema. A raíz de la distinta concentración salina, las especies al borde de la dispersión desaparecerán, lo que perjudicará a la biodiversidad de la región.
Tal y como explicó el profesor Jonathan Havenhand: “Un claro ejemplo de ello es el mejillón atlántico, incapaz de sobrevivir en una concentración de sal inferior a la que ya existe en la zona norte del Mar Báltico. Se alimenta de algas y es capaz de purificar un gran volumen de agua, capacidades que lo convierten en una especie importante. También cabe esperar una reducción en las poblaciones de bacalao, incluso restringiendo su pesca, pues las concentraciones de oxígeno y sal y la temperatura variarán en tal medida que dificultarán su reproducción.”
El estudio también puso de manifiesto que, a pesar todo ello, quizás se puedan contrarrestar los efectos del cambio climático global sobre el entorno en el Mar Báltico mediante, por ejemplo, una reducción del aporte de nutrientes desde tierra firme. El estudio además destaca por ofrecer un cálculo de los efectos de este tipo de medidas.
El profesor Jonathan Havenhand matizó lo siguiente: “No emitimos ningún juicio sobre lo que debería hacerse; simplemente aportamos una herramienta para que los responsables políticos evalúen cómo se ha de proceder para lograr el efecto deseado”.
Sin embargo, este “efecto deseado” podría no darse a corto plazo. Una encuesta realizada entre responsables políticos de los países que bordean el Mar Báltico mostró que, aunque el cambio climático se contempla como un problema, también se percibe como algo relativamente lejano en términos temporales.
Para los investigadores esto significa que es necesario recabar más información que demuestre la importancia y la urgencia de adoptar medidas que contrarresten los efectos del cambio climático. No obstante, también hay noticias positivas para los investigadores, pues los resultados del estudio se incluirán en el Plan de Acción para el Mar Báltico de la Comisión de Helsinki (HELCOM).