En la planta 16 de un hotel de Birmingham, con vistas a una autopista de seis carriles, un variopinto grupo de 110 británicos se ha constituido en la primera Asamblea del Clima. Más de la mitad, el 54%, reconoce sentirse «muy preocupado», el 36% admite estar «medianamente preocupado» y un 16% encaja en la categoría de los escépticos del clima.

Durante cuatro fines de semana escucharán los argumentos de científicos, ecologistas, economistas, empresarios, sindicatos y agricultores. Y en abril elevarán al Parlamento una hoja de ruta sobre cómo actuar ante la emergencia climática y llegar a la meta de emisiones cero para el año 2050.

El camino de las asambleas ciudadanas lo trazó Irlanda en el 2016, con la creación de un foro «paralelo» al Parlamento que allanó el camino al referéndum sobre el aborto dos años después.

El presidente Emmanuel Macron adaptó la idea en la primera asamblea climática francesa, que arrancó a primeros de enero a orillas del Sena y en la que participan 150 ciudadanos. En España, también está previsto celebrar una iniciativa similar próximamente.

En el Reino Unido, la iniciativa la lleva el Parlamento, que aprobó una declaración de «emergencia climática» en plena cuenta atrás del Brexit. Westminster aporta, de hecho, 150.000 euros para el proyecto (costeado también por dos organizaciones filantrópicas) y se compromete a estudiar el informe y a debatir las iniciativas de los ciudadanos, que, sin embargo, no serán vinculantes.

Asamblea del Clima

«El gran problema al que nos enfrentamos es el cortoplacismo de nuestros políticos», advirtió el naturalista David Attenborough, que abrió fuego en la primera jornada de la Asamblea del Clima. Con 93 años a sus espaldas, el presentador de series como Planeta Tierra o Planeta Azul, es casi tan venerado por los británicos como por la Reina.

«Nuestro Parlamento es incapaz de ver mas allá de cinco años», advirtió Attenborough. «Podemos alcanzar el clímax en una década, por eso es tan importante que los políticos sientan la presión popular y que sean los propios ciudadanos quienes apunten las soluciones».

¿Cuándo debería prohibirse la venta de coches con motor de combustión? ¿Cómo lograr una movilidad libre de emisiones en las ciudades? ¿Cómo acelerar la contribución de las renovables a la tarta energética? ¿Qué incentivos harían falta para cambiar nuestros hábitos alimenticios y hacerlos más sostenibles y saludables? ¿Cómo evitar que la crisis climática la paguen los menos favorecidos?

A todas estas y muchas otras preguntas han intentado responder a lo largo del fin semana una serie de expertos, desde el especialista en el impacto del cambio climático Ed Hawkins, de la Universidad de Reading, al asesor ambiental del Príncipe Carlos, Tony Juniper, pasando por la profesora de la Universidad de Lancaster Rebecca Willis o por el pforesor de Política Energética del Universtiy College de Londres Jim Watson: «Es muy importante no sólo vislumbrar soluciones, sino también analizar las opciones reales que tenemos a nuestro alcance».

Criterios de diversidad

Los participantes en la Asamblea del Clima harán una inmersión total en el tema durante los tres próximos meses. De un total de 30.000 cartas dirigidas a otros tantos británicos en toda la geografía, un total de 1.800 respondieron a la llamada. La selección de 110 se produjo atendiendo a criterios de la mayor diversidad de edad, sexo, trabajo y actitud ante el cambio climático.

Chris, un ingeniero de Oxford que aseguró encontrarse entre los «escépticos», indicó que aún no está convencido de que estemos ante una «emergencia» y está interesado en oír, sobre todo, «los hechos». Leia, una estudiante de 20 de años de Darlington, reconoció, por su parte, la necesidad de «cambiar urgentemente nuestra conducta como consumidores» y expresó su esperanza en que el informe final sirva «para persuadir al Gobierno de que hay que hacer algo».

La iniciativa ha sido recibida con disparidad de opiniones por los grupos ecologistas. «Para hacer frente a la crisis climática van a hacer falta cambios radicales en nuestra economía, en nuestras infraestructuras y en nuestra sociedad, y es importante que exista un consenso ciudadano», aseguró Dave Timms, de Amigos de la Tierra.

Linda Doyle, portavoz de Extiction Rebellion, el grupo que forzó la declaración de emergencia climática y la convocatoria de asambleas con sus acciones radicales en Londres, considera, sin embargo, que la iniciativa no da ningún poder de cambio real a los ciudadanos y que la meta de cero emisiones en el 2050 es muy lejana: «Nosotros reclamamos que ese objetivo se alcance en el 2025; si esperamos más, acabaremos rebasando los puntos críticos y el clima entrará en una espiral incontrolable».

Fuente: CARLOS FRESNEDA / EL MUNDO,

Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2020/01/27/5e2dd78bfdddff87358b45bf.html,



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