Zeroemissions pisa fuerte en los mercados internacionales de carbono que impulsó el protocolo de Kioto a partir de febrero de 2005. Integrada en el grupo de negocio de ingeniería y construcción industrial de la multinacional sevillana Abengoa, es una de las pocas empresas andaluzas que opera en este nuevo negocio, en el que está presente desde hace dos años.
A través del protocolo de Kioto 175 gobiernos han asumido el compromiso global de disminuir al menos en un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero, una de las principales causas del cambio climático, en el cuatrienio 2008-2012, con respecto a los niveles de 1990. La Unión Europea, por su parte, asumió la obligación de llegar a un recorte del 8%, y en el caso concreto de España, el compromiso es no superar en más de un 15% el nivel de emisiones de 1990. Lejos de este objetivo, y ya inmersos en el primer año de cumplimiento del protocolo, las emisiones han aumentado más de un 50% en nuestro país, disparadas por el creci miento económico y el uso todavía extendido de tecnologías fósiles y no verdes.
Para conseguir reducir las emisiones en los países industrializados surgen distintos instrumentos en torno a los cuales desarrolla su actividad Zeroemissions. Uno de ellos es la «neutralización» de las emisiones a través del comercio de carbono. Los compromisos de Kioto asignan cuotas de emisión a cada uno de los países firmantes que son, en su mayor parte, soportadas por el sector energético. Las industrias sujetas a cuota tienen que hacer un balance de emisiones, que implica que por cada tonelada de gases lanzada a la atmósfera deben aportar un derecho de emisión o un crédito de carbono que equilibre la cuenta.
Aquí entran en acción firmas como Zeroemissions, que realizan un inventario de las emisiones para conocer y cuantificar «la huella de carbono»- el impacto medioambiental- de cada producto o servicio que presta la empresa. A partir de aquí, se diseña un plan de reducción de emisiones que requerirá inversiones en tecnologías limpias o sumideros de carbono. Como último eslabón, se buscan fórmulas para compensar o neutralizar las emisiones ineludibles o imposibles de evitar.
Validaciones complicadas
En este punto empiezan a funcionar los mercados de carbono, que surgen de la compraventa de permisos de emisión y créditos por reducción de gases. Emilio Rodríguez Izquierdo director general de Zeroemissions, explica que un Gobierno puede compensar el exceso de emisiones impulsando un proyecto verde que las reduzca en otro punto del globo. La mejora conseguida, en toneladas de CO2 no emitidas, tiene que ser certificada por Naciones Unidas. «En España el Gobierno está comprando emisiones en países en desarrollo a través de proyectos de reducción que están implementando bien empresas españolas, bien de terceros países». Adquiere así unos derechos de emisión que acumula «como si fuera una cuenta bancaria». De esta forma, a la hora de las liquidaciones, que se hacen cada año, España entrega tantos bonos de carbono como emisiones ha tenido y si le faltasen, tendría que entregar créditos de emisión obtenidos de esos proyectos verdes.
«Nosotros compramos emisiones en países en desarrollo a los promotores e intermediamos o bien con las filiales de nuestro propio grupo que están sujetas a comercio de emisiones, bien con compañías externas que tengan necesidad de compensar sus emisiones». Abengoa tiene obligaciones de limitación de gases en algunas instalaciones, principalmente en plantas de cogeneración.
Delegaciones y plantilla
Con sede en Sevilla, Zeroemissions tiene una plantilla de 40 personas y oficinas en China, India, Rusia, Brasil, Marruecos y Bruselas. Ahora ha puesto también el foco en Centroamérica y Estados Unidos. Este último país, que no pertenece a Kioto, se prevé que abra un mercado de emisiones tan potente como el europeo.
Hasta el momento la firma sevillana ha invertido por encima de 60 millones de euros en fondos de CO2 y en compra directa de emisiones. De esta cifra, unos 23 millones corresponden a participaciones en el Fondo Español del Carbono (4,4 millones); el Multilateral Carbón Credit Fund (6,5), el Fondo para la Empresa Española (10) y el Bio Carbon Fund (2,3 millones). Por otro lado, las compras directas de emisiones en proyectos verdes suponen más de 40 millones.
Emilio Rodríguez-Izquierdo aclara que todo el proceso de certificación vía Naciones Unidas « es una especie de expediente de ingeniería bastante complejo, casi una auditoría de calidad o medioambiental» cuya tramitación dura, al menos, un año.
Primeros proyectos
Algunos proyectos procedentes de los fondos de carbono en los que Zeroemissions participa ya han sido validados. La filial de Abengoa empezará a recibir en su cuenta de emisiones las primeras entregas a partir del 16 de octubre, fecha en la que debe conectarse el registro de Naciones Unidas con el español.
Por otro lado, tiene otros dos proyectos en proceso de validación -una planta de ácido sulfúrico con tecnología que permite obtener energía a partir del azufre en China y una desaladora en India-, que pueden estar validados a primeros de 2009.
Más recientemente, Zeroemissions ha contratado dos nuevos proyectos en Brasil para la obtención de energía a partir de r esiduos agropecuarios.