Un artículo científico publicado en la prestigiosa revista Science ha averiguado que un pequeño animal, las abejas de la miel, y cuyo cerebro es apenas una mota de un millón de neuronas, son capaces de comprender un peliagudo concepto: el representado por el número cero.

«El cero es un concepto difícil de comprender y una habilidad matemática que no se aprende fácilmente», ha dicho en un comunicado Adrian Dyer, investigador de la Instituto Real de Tecnología de Melbourne (Australia) y coautor del estudio. «A los niños les lleva unos años poder aprenderlo». 

El cero no es solo central en las matemáticas contemporáneas y en infinidad de avances tecnológicos. Es un concepto que los niños no aprenden hasta los cuatro años, cuando comienzan a entender que «nada» puede ser una cantidad numérica. Algunas civilizaciones humanas no llegaron a desarrollar esta idea.

Por ahora, se sabe que los loros, los delfines y los primates no humanos distinguen cantidades numéricas y que consideran el cero como la mínima cantidad en una sucesión de números.

Todos ellos tienen cerebros razonablemente grandes y desarrollados. Pero lo que no se sabía es que un animal con un cerebro tan pequeño como una abeja pudiera también entender este concepto. «No sabíamos, hasta ahora, si los insectos podían entender el cero», ha dicho Dyer.

Abejas entrenadas

Los científicos entrenaron a las abejas para trabajar con los conceptos de los números, en concreto, con la numerosidad. Para ello, fueron puestas ante cuadrados blancos en cuyo interior había de dos a cinco formas negras (nunca cifras).

Se las entrenó para distinguir entre «más qué» y «menos qué» a través de un sistema de recompensas de agua con azúcar. Los científicos las premiaron cuando volaban hacia el cuadrado con la cantidad más pequeña de formas negras. Otro grupo, sin embargo, fue entrenado para volar hacia el lugar con más formas negras.

Para evitar errores, en todos los casos los investigadores descartaron que las abejas estuvieran respondiendo a la cantidad de negro de los cuadros o a la forma de las figuras.

De hecho, incluso cambiaron de posición los carteles para evitar posibles sesgos. Después de conseguir que las abejas aprendieran a distinguir entre «más qué» y «menos qué», los investigadores las pusieron ante el próximo reto: el de distinguir entre el uno y el cero.

Ausencia de figura

Cuando la opción de las abejas estuvo entre un cuadrado blanco y vacío y otro solo decorado con una forma negra, ellas entendieron que la ausencia de figura formaba parte de la sucesión numérica.

Además, los investigadores averiguaron que diferenciaban con mayor facilidad cuanto más lejos estaba la cantidad del cartel del cero, un fenómeno que también aparece en niños humanos. Queda por responder a la pregunta de cómo pueden cerebros tan pequeños entender que «nada» es una cantidad numérica. La cuestión es bastante peliaguda.

«Es relativamente fácil para las neuronas responder a estímulos como la luz o la presencia de un objeto, pero, ¿cómo entendemos nosotros, o los insectos, lo que es nada? ¿Cómo representa un cerebro la nada?», se ha preguntado Adrian Dyer. Quizás los hallazgos no son tan sorprendentes, si se tiene en cuenta que las abejas de la miel son reconocidas por su inteligencia.

De momento, se sabe que tienen una elaborada memoria a corto plazo para tomar decisiones, comprenden conceptos abstractos como «igual» o «diferente» y aprenden habilidades complejas de otras abejas.

Fuente: ABC,



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