En 1703, un huracán sin nombre que procedía de Atlántico Norte, atravesó Irlanda y con un rumbo E-SE recorrió Gales, el centro y el sur de Inglaterra, el mar del Norte, los Países Bajos, el norte de Alemania y Prusia, cubriendo una zona de unos 500 kilómetros de ancho. Al final se extinguió provocando grandes nevadas en Rusia y Polonia. Fue conocida como la «Gran Tormenta de 1703».

El anónimo ciclón rugió con extrema aspereza el Reino Unido, especialmente la madrugada del 9 de diciembre, una fecha sujeta a matices. Realmente deberíamos de hablar del 28 de noviembre, si hacemos caso al calendario juliano, que todavía seguía vigente por aquellas latitudes en esos momentos.

Truenos, rayos, granizo, lluvia y ráfagas de viento huracanado asolaron las ciudades inglesas dejando a su paso casas anegadas, mamposterías y tejas en las calles, y arrojando barcos al río Támesis desde sus amarres. Se estima que en la «Gran Tormenta de 1703» perecieron entre 8.000 y 15.000 personas.

La Reina Ana describe el desastre de una forma muy gráfica: «Una calamidad tan terrible y sorprendente, que algo similar no ha sido visto en la memoria de cualquier persona que viva en nuestro reino».

La primera crónica periodística de la historia

Centenares de tilos, acacias y olmos están desparramados por los parques de Londres, la ciudad parece atrapada en una cruenta guerra, era la desoladora imagen del infierno.

A punto estuvo de perder la vida Daniel Defoe (1660-1731) cuando una chimenea se desplomó en el suelo muy próximo a él. En aquellos momentos estaba en prisión por publicar un panfleto político contra el partido tory y un juez en particular, fue condenado a prisión, después de pasar tres días con sus tres noches con su cabeza y brazos amarrados a un madero.

A Defoe se le recuerda por ser el creador de Robinson Crusoe. Pero su biografía está llena de interesantísimos registros: este inglés fue folletista político y económico, moralista, historiador, empresario, seminarista e, incluso, espía.

Defoe dedica un libro a aquel desastre climático titulado «La tormenta» (1704), el cual se considera uno de los primeros reportajes periodísticos de la historia, ya que para su elaboración el autor puso anuncios en la prensa solicitando el testimonio de testigos presenciales. En su obra escribió que el fenómeno había sido «la más terrible tormenta que haya visto el mundo».

De esta forma, la mayor parte de su relato estaba compuesta por las vivencias personales de corresponsales improvisados que habían sobrevivido al huracán. El libro tuvo una enorme acogida entre los lectores, resultando un verdadero filón para el autor, que además de proyectarle en su carrera de escritor le permitió sanear sus más que depauperadas cuentas familiares.

Fuente: Pedro Gargantilla / ABC,

Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-curiosidades-sobre-mas-terrible-tormenta-haya-visto-mundo-201903040227_noticia.html,



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