El cráneo fósil de una mujer hallado en la actual República Checa proporciona el genoma más antiguo correspondiente a los humanos modernos encontrado hasta la fecha. El espécimen vivió en Europa antes de que los ancestros de las actuales poblaciones asiáticas y europeas se separaran.
En 2014 un equipo de paleoantropológos de Rusia Alemania, España, Francia, EEUU, Canadá y Reino Unido analizaron restos de un fémur humano hallado en el oeste de Siberia a orillas del río Irthish, el curso fluvial más largo de Asia Central, el cual recorre más de 5.000 kilómetros a través de China, Kazajistán y Rusia.
El genoma de aquel espécimen, llamado hombre de Ust’-Ishim, y datado de hace unos 45.000 años, era hasta la fecha el más antiguo correspondiente a un humano moderno, y permitió aclarar algunos de los episodios más relevantes de la historia de la humanidad, como el momento exacto del cruce de nuestra especie con de nuestros parientes humanos más cercanos, los neandertales, un fenómeno conocido como hibridación.
Los resultados del estudio desveló que ambas especies se separaron hace aproximadamente unos 55.000 años, unos 10.000 años antes de que naciera aquel espécimen, cuyos restos se preservaron durante años en las heladas orillas del río Irtish hasta la actualidad.
Un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature Ecology & Evolution ha desvelado restos de un genoma todavía más antiguo: se trata de una mujer bautizada por los investigadores como Zlatý kůň (cuyo significado es caballo dorado en checo), cuyo cráneo, hoy conservado en el Museo Nacional de Praga, fue encontrado en la década de 1950 en un yacimiento homónimo sito en la República Checa.
Los investigadores concluyen que se trata del genoma de humano moderno todavía más antiguo, correspondiente a una población que más tarde se separó de nuestros ancestros asiáticos y europeos.
La pista: los fragmentos de ADN neandertal
El ADN antiguo de los neandertales y los primeros humanos modernos ha demostrado recientemente que los grupos probablemente se cruzaron en algún lugar de Oriente Próximo después de que nuestra especie abandonara África hace unos 50.000 años. Como resultado, todos los humanos procedentes de fuera del continente africano conservan alrededor del 2% al 3% de ADN neandertal, una secuencia genómica que con el tiempo se fue haciendo cada vez más corta.
Los datos arqueológicos obtenidos recientemente sugerían que los humanos modernos ya estaban presentes en el sudeste de Europa hace 47-43.000 años, pero debido a la escasez de fósiles humanos bastante completos y la falta de ADN genómico, era difícil discernir quiénes eran esas primeras poblaciones humanas que acabaron desembocando en los humanos modernos.
Un estudio antropológico reciente basado en la forma del cráneo de Zlatý kůň arrojó similitudes con humanos que habitaron Europa antes del Último Máximo Glacial -hace al menos 30.000 años- pero la datación por radiocarbono produjo un resultado confuso, con algunos de los restos datados de fechas tan recientes como 15.000 años.
Pero Jaroslav Bryek, de la Facultad de Ciencias de Praga y Petr Velemínsky del Museo Nacional de Praga, quien colaboró laboratorios de genética del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, logró obtener una imagen más clara de lo sucedido.
“Encontramos pruebas de contaminación de ADN de vaca en el hueso analizado, lo que sugiere la presencia de una suerte de pegamento a base de huesos usado en el pasado para consolidar el cráneo, de lo que se desprenden esas dataciones más recientes”, afirma Cosimo Posth, coautor principal de el estudio, profesor de Arqueogenética y Palaogenética en la Universidad de Tubinga.
Genoma humano
Sin embargo, fue el ADN neandertal presente en los restos de este ejemplar de humano moderno el que llevó al equipo a su principal conclusión sobre la edad del fósil.
Zlatý kůň tenía aproximadamente la misma cantidad de ADN neandertal en el genoma que otros humanos modernos fuera de África, pero los segmentos con ascendencia neandertal eran de media mucho más largos, con lo que dedujeron vivió en una época mucho más cercana al momento en el que los neandertales se separaron de nuestra especie.
Los científicos pudieron estimar que Zlatý kůň vivió aproximadamente hace unos 48.000 años, 2.000 años después del último episodio de hibridación entre humanos y neandertales. Basándose en estos hallazgos, los arqueólogos argumentan que el de Zlatý kůň es el genoma humano más antiguo encontrado hasta la fecha, aproximadamente de la misma edad, si no unos cientos de años mayor que hombre de Ust’-Ishim.
“Es intrigante que los primeros humanos modernos en Europa finalmente no tuvieran éxito -asegura Johannes Krause, autor principal del estudio y director del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva, quien afirma que, al igual que sucede con los restos de Ust’-Ishim, Zlatý kůň-, no muestra continuidad genética con los humanos modernos que vivieron en Europa en los últimos 40.000 años».
Erupción volcánica
Una posible explicación de la discontinuidad es la erupción volcánica de Ignimbrita de Campania, sucedida hace aproximadamente 39.000 años, lo que pudo traducirse en una reducción significativa de las posibilidades de supervivencia de los neandertales y los primeros humanos modernos en gran parte de la Europa durante la última glaciación.
A medida que los avances en el ADN antiguo revelen más sobre la historia de nuestra especie, los estudios genéticos futuros de otros individuos europeos tempranos ayudarán a reconstruir la historia y el declive de los primeros humanos modernos que se expandieron fuera del continente africano y penetraron en Eurasia antes de la formación de los actuales poblaciones no africanas.
Fuente: Sergi Alcalde / National Geographic,
Artículo de referencia: https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/identifican-genoma-mas-antiguo-especie-humana_16783,