Desde hace décadas, los astrónomos tratan de detectar, sin éxito, una antiquísima señal. Una que se emitió hace unos 12.000 millones de años, poco después del Big Bang, y que guarda muchos de los secretos que hoy se nos escapan sobre la naturaleza del Universo en que vivimos.
Ahora, en un artículo que se publicará próximamente en Astrophysical Journal y que puede consultarse ya en arXiv.org, un equipo internacional de investigadores anuncia haberse acercado al objetivo diez veces más que en cualquier intento anterior.
Universo
El logro ha sido posible utilizando las 4096 antenas del Murchison Widefield Array (MWA), situadas en el interior de Australia Occidental y construidas específicamente para detectar la radiación electromagnética emitida por el hidrógeno neutro, el gas del que estaba hecho el Universo joven cuando era aún solo una sopa ardiente de protones y neutrinos nacidos del Big Bang.
Después, esas partículas primigenias empezaron a agruparse para formar las primeras estrellas, dando lugar a una importantísima fase en la evolución del Universo conocida como la «Época de la Reionización».
Debilitada, deformada y contaminada
Según Nichole Barry, de la Universidad de Melbourne y autor principal del estudio, «definir la evolución de la Época de Reionización es extremadamente importante para nuestra comprensión de la Astrofísica y la Cosmología. Hasta ahora, sin embargo, nadie ha podido observar eso. Pero nuestros resultados nos acercan mucho más al objetivo».
Se sabe que el hidrógeno neutro que dominaba el espacio y el tiempo antes y al principio de la Época de Reionización emitía señales en una longitud de onda de aproximadamente 21 cm. Pero tras su larguísimo viaje de 12.000 millones de años hasta llegar a nosotros, esa longitud de onda inicial se ha «estirado» hasta algún valor por encima de los dos metros, debido a la expansión del Universo.
Es decir, que la señal sigue existiendo, aunque enormemente debilitada, deformada y contaminada además por el enorme número de galaxias que ha encontrado en su camino. Detectarla, por lo tanto, es extremadamente difícil, pero los investigadores creen que es la mejor manera de poder explorar las condiciones iniciales del Universo.
Muy frías
A partir de 21 horas de datos observacionales en bruto, Barry y sus colegas probaron una serie de nuevas técnicas para refinar el análisis y excluir las numerosas fuentes contaminantes de la señal, incluidas las posibles interferencias debidas a las emisiones de radio de la Tierra.
Y el resultado fue un nivel de precisión casi un orden de magnitud superior a los alcanzados hasta ahora, lo que permitió reducir de forma significativa el rango en el que la Época de Reionización pudo haber comenzado.
«En realidad -dice por su parte Cathryn Trott, de la Universidad Curtin, en Australia y coautora del estudio- no podemos decir que este trabajo nos acerque a datar con precisión el inicio o el final de la Época de Reionización, pero descarta algunos de los modelos más extremos. Ahora podemos descartar que sucediera muy rápidamente, y también que las condiciones en las que se produjo fueron muy frías».
No parece mucho, pero en realidad se trata de un paso de gigante. Un auténtico salto que nos acerca, cada vez más, a muchas de las respuestas que hasta ahora el Universo ha conseguido ocultarnos.
Fuente: José Manuel Nieves / ABC,
Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-mas-cerca-senal-guarda-mayores-secretos-universo-201909170952_noticia.html,