De las erupciones volcánicas, el 20 de marzo de 2010 una pequeña erupción volcánica acabó con la quietud en el glaciar de Eyjafjallajökull, al suroeste de Islandia. El 14 de abril el volcán entró en una nueva fase eruptiva. El agua del glaciar entró en contacto con la lava y se vaporizó, aumentando el poder explosivo del volcán y creando una ceniza muy abrasiva y rica en cristal.
La potencia del Eyjafjallajökull fue suficiente como para inyectar los piroclastos en la atmósfera, cuyos vientos los dispersaron en dirección sureste. En consecuencia, entre el 15 y el 20 de abril se tuvo que cerrar parcial o totalmente todo el espacio aéreo de Europa, causando pérdidas billonarias y la cancelación de cerca de 100.000 vuelos.
Aparte de estos efectos sobre el tráfico aéreo, las cenizas volcánicas pueden provocar serios problemas en ciudades y campos, sobre todo en combinación con las lluvias. Por ello, poder conocerlas y predecirlas es de gran interés.
Un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, ha investigado un fenómeno que aparece junto a las plumas de cenizas: los rayos.
Según han concluido, estas potentes descargas no solo son generadas por la fricción de las cenizas y por la lava, sino además por la presencia de radón, un gas radiactivo, incoloro e inodoro, liberado con las erupciones.
La explicación más general para los rayos volcánicos es que el movimiento de las cenizas, así como del hielo y de la lava, crea un desequilibrio eléctrico que se estabiliza por medio de potentes descargas. Esto ocurre a causa del llamado efecto triboeléctrico, por el cual el rozamiento genera electricidad, como ocurre cuando se frota un globo de plástico contra el pelo, por ejemplo.
Erupciones volcánicas
Pero un equipo de investigadores de las universidades de Bristol, Reading y Bath (Reino Unido), dirigidos por Keri Nicoll, examinó la erupción del volcán Estrómboli, al norte de Sicilia.
Allí descubrieron que, a pesar de que este volcán a veces genera nubes en las que apenas hay cenizas, estas se encuentran altamente cargadas.
Según han propuesto estos científicos, el origen de esta electrificación puede estar en el radón. Este gas tiene un origen totalmente natural, relacionado con la desintegración radiactiva natural del uranio, que está presente en suelos y rocas.
¿Cómo lo han averiguado? Los investigadores, dirigidos por Nicoll, midieron la carga eléctrica en las plumas volcánicas del Estrómboli. Sus últimas erupciones no han generado cenizas, y se caracterizan por la presencia de grandes cantidades de lava y de potentes escapes de gas.
El misterioso origen de los rayos
Lo más interesante es que, según los cálculos de los investigadores, la carga eléctrica de las plumas del Estrómboli coincide con la que puede ser generada por el gas radón que libera el volcán.
Por ello, si bien ya se sabía que el decaimiento radiactivo del radón, ioniza el aire, ahora, según los autores de este estudio, también se ha sugerido que este gas es capaz de electrificar las plumas volcánicas.
«No estaremos seguros de que el radón está creando la carga de estas plumas hasta hacer más mediciones», ha reconocido en The New York Times Keri Nicoll, la directora de la investigación. Pero es muy probable que así sea: «No hay ningún otro mecanismo conocido de generación –de electricidad– que pueda explicar nuestras observaciones».
Según ha dicho Cassandra Smith, experta en rayos volcánicos de la Universidad de Florida del Sur no implicada en el estudio de Nicoll, «es muy probable que las cenizas sean el mecanismo dominante en la generación de rayos en plumas volcánicas».
Oliver Lamb, vulcanólogo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill ha destacado que el radón escapa de los volcanes que están «en todos los rincones del mundo». A pesar de todo, y aunque cree que hace falta hacer más estudios, el mecanismo del radón le parece «muy prometedor».
Fuente: ABC,
Artículo de referencia: https://www.abc.es/ciencia/abci-misterioso-origen-radiactivo-rayos-erupciones-volcanicas-201904010117_noticia.html,