Doñana
Dado el fuerte carácter medioambiental de Línea Verde, hemos querido poner nuestro granito de arena para ayudar a organizaciones como WWF, que luchan porque en el mundo reine el equilibrio entre los seres humanos y el resto de la naturaleza. En esta ocasión, desde Línea Verde apoyamos la campaña de WWF a través de la que se pide a la población cuantas más firmas mejor para el cierre de pozos ilegales que le están robando el agua a Doñana. Queremos contribuir a que un espacio de tal belleza y riqueza en su biodiversidad continúe siendo el refugio de especies amenazadas.
Es por ello que hoy, Juan José Carmona, portavoz de WWF en Doñana, ofrece al equipo de Línea Verde su perspectiva acerca del estado actual en el que se encuentra este paraje, Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Juan José cuenta que, gracias a sus padres, desde niño ha tenido la suerte de conocer espacios tan emblemáticos como Doñana, Cazorla o Monfrague y que su biblioteca infantil estaba repleta de libros de animales. Estuvo en varias organizaciones relacionadas con el medio ambiente y, cuando WWF, de la cual era socio, abrió la posibilidad de participar en los Grupos Locales de voluntarios, no se lo pensó y se sumó a ellos. Unos años después acabó trabajando en WWF en Doñana, algo que, según nos comenta, jamás había pensado.
Juan José destaca que la motivación que le lleva a trabajar por estos espacios es el “egoísmo”. Explica que quiere disfrutar del aire limpio y no de uno contaminado que mata a miles de personas en todo el mundo, desea deleitarse con los bosques que se ven desde la azotea de su casa en Hinojos, caminar por los senderos de las sierras onubenses, escuchar la berrea del ciervo en Hornachuelos o hacer submarinismo en lugares tan maravillosos como el Cabo de Gata. Lo hace, dice, porque no quiere vivir en una Andalucía desértica, con un verano perpetuo y sequías recurrentes. Juan José hace especial hincapié en que no lleva a cabo esta labor por el futuro o por dejar una herencia mejor a los que vengan, “lo hago por el presente, por los que estamos actualmente, porque necesitamos un planeta habitable”.
Tal y como nos hemos informado a través de vuestra web, existe ahora mismo una delicada problemática que está haciendo que “el corazón de Doñana se seque”. ¿Puede contarnos un poco qué está ocurriendo exactamente?
Tras años de inacción por parte de las autoridades, la situación del acuífero que da vida a las marismas de Doñana es crítica, y sigue deteriorándose. El mayor problema es el uso ilegal e insostenible de agua para la agricultura de regadío en el entorno de Doñana, que lleva décadas creciendo de forma masiva y sin control. Por poner un ejemplo, acabamos de revelar que existen más de 1.700 balsas de riego que retienen el agua que debería llegar a Doñana, cuando los documentos oficiales sólo admiten la presencia de “más de 200”.
¿Puede compararnos el estado más idóneo en el que se haya encontrado Doñana hace algún tiempo y el estado en el que se encuentra en este momento?
Para hacernos una idea, el flujo natural de agua que llega a las marismas de Doñana se ha reducido en un 80% y en el último siglo las marismas del Guadalquivir han perdido un 80% de su superficie original. Los relatos de mediados de siglo hablan de una marisma inmensa, rebosante de vida, con millones de aves que llegaban para criar desde toda Europa. Ese paraíso de agua se está perdiendo.
¿Cuál es vuestro punto de vista acerca de la situación actual de este entorno que es Patrimonio Mundial de la UNESCO?
La situación es más crítica que nunca. Las amenazas llegan por cuatro frentes: el robo del agua, el proyecto de dragado del Guadalquivir, el almacén de Gas Natural y el plan para reabrir la mina de Aznalcóllar. De hecho, si España no toma medidas para proteger Doñana antes del 1 de diciembre, el año que viene la UNESCO podría incluir Doñana en la lista de Patrimonio Mundial “en peligro”.
¿Qué medidas se están tomando desde WWF para luchar contra estos conflictos y poder preservar en buenas condiciones a este Parque Nacional?
Hemos lanzado una campaña global para detener el asedio creciente que sufre Doñana a la que ya se han sumado más de 100.000 personas de todo el mundo. Porque la protección de Doñana no es un asunto de Andalucía ni de España, es un asunto de trascendencia internacional.
¿Cómo surge WWF y por qué se embarca en proyectos como éste?
Precisamente Doñana fue uno de los motivos por los que surgió WWF. A mediados de siglo existían planes para convertir Doñana en un inmenso eucaliptal y desecar las marismas, y algunos visionarios como José Antonio Valverde y Luc Hoffmann, entre otros, se unieron para salvarla. La compra, en los años 60, de las fincas que ahora forman el corazón del Parque Nacional fue el primer gran logro de WWF, un logro que permitió que se declarara el Parque Nacional en 1969. Con nuestra labor sobre todo buscamos demostrar que es posible conseguir un mundo en el que los seres humanos vivamos en armonía con la naturaleza.
¿Qué medidas consideráis que deberían adoptarse en este sentido desde otros sectores de la sociedad?
Ahora mismo, vivimos por encima de las posibilidades del planeta, porque consumimos cada año los recursos naturales que generarían 1,6 planetas, como hemos explicado en nuestro Informe Planeta Vivo 2016. La energía y la alimentación son los dos sectores que más contribuyen a la degradación del planeta, pero estamos a tiempo de cambiar el rumbo si producimos y consumimos de un modo más sostenible.
¿Qué mensaje lanzáis a la población para que pueda valorar verdaderamente a Doñana y contribuir al cuidado de este paraje natural?
Para ver por qué es tan importante salvar Doñana lo mejor es ver nuestro nuevo vídeo de campaña, “El corazón humano de Doñana”, en el que aparecen personas que viven allí y quieren que se proteja. Su pasión y su amor por Doñana es contagiosa.