Ciudades sostenibles

Apenas ocupan el 3% de la superficie terrestre. Sin embargo, las ciudades son responsables de alrededor de un 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Este dato demuestra la necesidad de establecer medidas con el fin de dar la vuelta a esta realidad y poder cumplir con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, que consiste en lograr comunidades y ciudades sostenibles. De lo contrario, tal y como señalaba un informe de la Universidad Politécnica de Zúrich, el 77% de las ciudades tendrán en el año 2070 el clima correspondiente al de una zona a mil kilómetros más al sur. 

¿Qué entendemos por una ciudad sostenible? ¿Qué requisitos debería cumplir? Para empezar, gran cantidad de parques y espacios verdes. ‘The Lancet Planetary Health’ publicó un análisis en el que aseguraba que, cumpliendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en cuanto a cercanía residencial a los espacios verdes, se podrían prevenir hasta 43.000 muertes prematuras cada año. 

Zonas verdes

Lo ideal sería contar con un espacio verde que mida al menos 0,5 hectáreas a menos de 300 metros de cada domicilio. La realidad es que más del 60% de la población europea vive en áreas con menos espacios verdes de lo indicado. 

Los parques suponen una gran herramienta de absorción de CO2 en las ciudades. Mejora la calidad del aire sin lugar a dudas. No obstante, una ciudad sostenible debe contemplar otras alternativas para reducir las emisiones de dióxido de carbono. ¿Cómo? Fomentando el uso de las bicicletas y el transporte público para desplazarse y fortaleciendo la infraestructuras para la fácil recarga de los vehículos eléctricos. 

Edificios responsables

Por otro lado, la construcción de edificios debe realizarse con el firme propósito de minimizar el impacto ambiental. Cabe recordar que los edificios de la Unión Europea son responsables del 40% de nuestro consumo de energía y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. En definitiva, conviene buscar la máxima eficiencia.

Además, una ciudad sostenible debe apostar por las energías renovables, incentivar la reducción del consumo de agua e incrementar los sistemas de recogida y conservación del agua de la lluvia. La economía circular debe estar integrada en el día a día de sus habitantes a través de la educación y el fomento de acciones como el reciclaje o la reutilización. 

Todo esto sin olvidar la importancia que tiene para el bienestar de los ciudadanos la accesibilidad a recursos básicos como la sanidad, la vivienda, el trabajo o la alimentación. Y, por supuesto, una ciudad sostenible debe potenciar el comercio local y la agricultura urbana. Los huertos urbanos deben estar a la orden del día.

 

Redacción Ambientum



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