Durante varias décadas en España, la promoción de viviendas buscaba conseguir los márgenes a través de la contención de costes iniciales. Por este motivo la construcción tendía a fomentar soluciones más baratas, sin tener en cuenta los costes operativos ni los criterios de habitabilidad.
Hoy en día, cuando hablamos de viviendas de “buena calidad” nos referimos generalmente a materiales caros, instalaciones domóticas, mejores acabados, etc., pero no a viviendas de “buena habitabilidad” (sostenibles, saludables, socialmente alcanzables): este concepto no está aún totalmente implantado en la conciencia del comprador y, por norma general, tampoco lo está en la del rehabilitador.
EPBD – Directiva de eficiencia energética de los edificios
La revisión de esta directiva busca hacer los edificios más eficientes, tanto los nuevos como los renovados, con el objetivo de llegar al net-zero, o neutralidad de carbono en ellos para 2050. ¿Cómo? Una fórmula sencilla: un menor consumo de energía más un mayor uso de renovables redunda en menos emisiones. A partir de su publicación, cada estado miembro deberá transformar la EPBD en un marco regulatorio que medirá el nivel de éxito. Su trasposición a normativas locales por parte de los Estados miembro será crítica, a la hora de transcribir, traducir e interpretar el texto final.
En AFEC –Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización– trabajamos de la mano de la Administración Pública, a quien ya ayudamos en su día a identificar los puntos de mejora de la trasposición de la EPBD vigente, la Directiva (UE) 2018/844. También participamos activamente en las consultas de los legisladores de la Unión Europea, tanto directamente como a través de nuestras alianzas europeas.
La revisada EPBD –por sus siglas en inglés Energy Performance of Buildings Directive– se publicará tentativamente a principios de 2024, e implica una evolución del marco estratégico y reglamentario de la descarbonización de los edificios. Además, va a traer algunas novedades que impondrán un giro en la cultura del mercado de la construcción y la rehabilitación.
Llegar al acuerdo de los trílogos no ha sido fácil, pero se ha conseguido el consenso. Algunas dificultades estaban relacionadas con la falta de una perspectiva mediterránea, con clima y tipología de edificios muy diferentes de ciertos países del norte de Europa, que a veces procuran imponer criterios que nos desfavorecen. Otras, con las prioridades de qué edificios y a qué velocidad debían renovarse, y con los criterios de reducción de energía consumida. Y entre las restantes, con la inclusión o no de requerimientos sobre calidad de ambiente interior – IEQ (indoor environmental quality).
Hablar de EPBD es hablar de salud y de bienestar
¿Por qué incluir exigencias de IEQ en una directiva orientada a eficiencia energética? El derecho a la salud es irrenunciable. Las condiciones de salubridad de las viviendas que garanticen seguridad, salud y bienestar deberían ser una de las principales propuestas de valor en la venta. Sin embargo, seguimos centrando nuestras decisiones de compra en otros argumentos muy diferentes.
La revisión de la EPBD impulsa un mayor uso de sistemas eficientes y basados en energías renovables, que además reduzcan las emisiones de CO2. En el caso de calefacción, climatización y producción de agua caliente sanitaria, la tecnología de bomba de calor es la más adecuada y recomendada. El continuo avance en innovación y desarrollo de los equipos y el enfoque a reforzar el canal de prescripción técnica contribuye progresivamente a superar algunos de los desafíos de la aerotermia y la geotermia en el marco de la rehabilitación de edificios existentes.
En AFEC contamos con expertos y fabricantes de soluciones para confort térmico, y también de sistemas de mejora de la calidad de aire interior – CAI, y de regulación y control, los cuales, hasta ahora, no han formado apenas parte del cocktail de ingredientes para la venta de inmuebles.
La futura EPBD aumenta los requisitos de regulación y control, que en la actual trasposición quedaron algo diluidos en textos que han sufrido interpretaciones ambiguas y menos ambiciosas. Esto contribuirá tanto a la optimización energética, como a un mayor uso de ventilación mecánica, sistemas de difusión, distribución y tratamiento del aire, equipos de medición de CO2, radón y otros VOC (componentes orgánicos volátiles), etc.
Trampas al solitario o morir de éxito
Sería muy conveniente no caer en la autocomplacencia, no hacernos trampas, poniendo metas que son prácticamente imposibles de cumplir.
La EPBD “anima a los Estados miembros a renovar su parque inmobiliario”. No deben “animar”, sino exigir de manera contundente y con el apoyo y ayudas necesarios. Sí, esto ya está en marcha, pero el mercado inmobiliario responde con unas tibias tasas de renovación, de menos del 1%, cuando a estas alturas deberíamos estar ya por encima del 10%.
En este contexto, el horizonte 2030 parece, paradójicamente, demasiado cercano… ¿Conseguiremos llegar a los objetivos? No parece muy realista, porque tampoco se trata de que la Unión Europea tenga que morir de éxito, viendo la falta de compromisos vinculantes de otras regiones del mundo, tras la COP28. El año 2050 nos parece un horizonte más cómodo (más lejano…).
Una transición energética más humanizada
Otro de los retos es conseguir una arquitectura asequible y accesible, integradora de todos los sectores y agentes, sistemas e instalaciones, y que sitúe a las personas en el centro de las decisiones. De esta manera, se podrán trazar líneas de conocimiento compartido y buscar modelos escalables, para un despliegue rápido, efectivo y socialmente justo de las propuestas de esta Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios.
Fuentes: Redacción Ambientum, AFEC