La jornada toca a su fin. Es una tarde agradable de abril. La última tarea de Stephen McHale es colocar sus aparejos para pescar langostas y cangrejos, y luego poner su embarcación al abrigo del mal tiempo que se avecina.

Durante más de 40 años, McHale ha pescado caballa, langostas y cangrejos desde un pequeño puerto en una de las zonas costeras más remotas de la Unión Europea, situada a medio camino entre Stags of Broadhaven y Downpatrick Head en la agreste costa oeste del condado de Mayo, en Irlanda.

El futuro de la pesca en Europa

El mercado europeo

A lo largo de su vida de pescador ha visto muchos cambios, sobre todo desde que Irlanda entró en la Unión Europea (UE). “La disponibilidad de mercados en toda la UE en los que podemos vender nuestro pescado siempre ha sido una gran ventaja para nosotros y nos da seguridad”, explica. “Antes de que Irlanda entrara en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, no teníamos mercados”, recuerda. “En aquella época el pescado no era un parte importante de la dieta irlandesa ni de los menús de los restaurantes, así que con frecuencia dábamos cangrejos gratis”.

Como muchos otros pescadores de bajura en esta escabrosa costa Atlántica, McHale pesca de mayo a octubre en su embarcación de nueve metros, bautizada Eileen’s Pride en honor a su mujer, que regenta una pensión en su cercano hogar.

Tradicional y sostenible

McHale ha adaptado su bote para utilizar métodos tradicionales y sostenibles de pesca. Captura la caballa de una en una, para garantizar un impacto escaso.

Uno de los principales objetivos de la reformada Política Pesquera Común de la Unión Europea, establecida en enero de 2014 tras un largo y exhaustivo proceso de consultas con los Estados de la UE, es garantizar que la pesca sea sostenible desde los puntos de vista medioambiental, económico, social y cultural.

McHale está a favor de estas ideas. “Me alegra el hecho de que las nuevas medidas de conservación permitan una mayor participación de nuestro Gobierno nacional, de los representantes de nuestro sector y de nosotros mismos”, se congratula. “A fin de cuentas, nosotros sabemos mucho antes que Bruselas o que algunos que viven lejos de aquí, cuando bajan los stocks o la calidad de una especie”, señala antes de puntualizar: “Yo puedo tomar decisiones basadas en información actualizada para que ninguna especie sufra un exceso de capturas”.

El trabajo de cada día continúa. “Hoy hemos logrado nueve langostas y un cargamento de cangrejos”, explica McHale. “Muchos se venderán vivas en el continente o, si el cangrejo está cortado, irá a nuestro mercado local”, indica antes de concluir: “Medimos las capturas a bordo y si son demasiado pequeñas las devolvemos al mar”.



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