Turismo verde y limpio

En todo el mundo se multiplican las iniciativas turísticas sostenibles. Desde un hotel chic de Milán, con cero emisiones y el 99% de sus productos de baño a base de sustancias biodegradables; hasta la ciudad de Gaansbai, en Sudáfrica, donde conservar la flora y la fauna autóctonas es la prioridad de la comunidad. Para reconocer a los emprendedores, empresas, individuos y comunidades que hacen posible estas iniciativas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra este 2017 el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.

Durante estos 365 días se realizan en todos los ámbitos turísticos propuestas para poner de relieve la enorme capacidad de transformación que tiene el sector, y cómo puede involucrarse en hacer que el mundo sea más verde, más limpio, más equitativo y más inclusivo. Todos debemos participar en ello, tanto las personas que tienen intereses en el sector y su sostenibilidad como los consumidores que viajan con el objetivo de descubrir experiencias y lugares nuevos, a la vez que dan algo a cambio.

Diversos estudios muestran que son cada vez más los viajeros que quieren hacer turismo sin dañar el planeta, que quieren colaborar con los países y las comunidades que visitan y reducir su impacto ambiental. En ese sentido, dentro de este año conmemorativo, la campaña Viaja, disfruta, respeta hace hincapié en el papel central del viajero para aprovechar este potencial del turismo. Y además, hacerlo sin dañar el medio ambiente, las tradiciones, la cultura ni el patrimonio de las comunidades locales.

Pero, ¿cuáles son las opciones para hacer un turismo más sostenible y cuál es su impacto en el planeta? El sector ha pasado de mover 1.700 millones de euros en 1950 a 1,05 billones en 2015 y el número de turistas internacionales ha subido de 25 millones en 1950 a casi 1.200 millones en 2015, según la OMT.

El turismo nacional es incluso mayor, ya que se estima que 6.000 millones de personas toman vacaciones dentro de sus países. En definitiva, todos somos turistas y esto son buenas noticias, ya que el turismo es una gran fuente de empleo también para las personas empobrecidas. Significa también que hay un enorme potencial para el turismo sostenible, aunque a día de hoy apenas represente una pequeña parte del sector.

El turismo genera en torno al 5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Y ese porcentaje es incluso mayor, del 12,5%, si tenemos en cuenta la energía que se usa en los hoteles, el transporte de comida o en productos de higiene, según los cálculos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.



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