La Asociación Europea de Constructores de Automóviles (ACEA) declara tras la ratificación del reglamento «Euro VI», el cuál reduce los límites de las emisiones contaminantes de camiones y autobuses, que hará todo lo posible para cumplir con esta legislación, que calificó de «extremadamente dura», sobre todo por lo que se refiere a las multas para los fabricantes que no respeten los límites. Pero a cambio reiteró su llamamiento a todos los Gobiernos e instituciones de la UE para que ayuden al sector a superar la crisis económica.

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«La industria reitera su petición de 40.000 millones de euros en créditos blandos», dijo el secretario general de ACEA, Ivan Hodac.

«La concesión de 16.000 millones de euros por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI) al sector el transporte más el paquete de estímulo propuesto por la Comisión y las diversas medidas adoptadas por los Gobiernos nacionales son pasos bienvenidos. Pero se necesitará más», subrayó.

La Comisión Europea había propuesto obligar por ley a cada fabricante a garantizar que las emisiones medias de su flota de vehículos nuevos están por debajo de los 130 gramos por kilómetro a partir de 2012. Además, se deberán lograr otros 10 gramos por kilómetro de reducción mediante medidas adicionales como el uso de biocarburantes o la mejora de los neumáticos.

Objetivo por plazos

El compromiso respaldado por la Eurocámara diluye este objetivo y apuesta por introducirlo progresivamente. En 2012, los fabricantes sólo deberán cumplir el límite de 130 gramos en el 65% de su flota; en 2013, en el 75%; en 2014, en el 80%; y sólo a partir de 2015 el límite será obligatorio para el 100% de la flota.

A cambio de esta mayor flexibilidad, el Parlamento ha logrado introducir un objetivo de reducción a largo plazo que no aparecía en la propuesta original de Bruselas. La norma establece que el límite de emisiones de CO2 para los coches nuevos en 2020 será de 95 gramos por kilómetro. Se trata de dar una señal a la industria sobre los esfuerzos que deberá seguir haciendo en el futuro.

El compromiso final prevé además una mayor flexibilidad en las multas que se aplicarán a los fabricantes que rebasen el límite autorizado, que se introducirán también de forma progresiva. La multa se calcula multiplicando el número de g/km que un vehículo medio del constructor supera los 130 gramos por el número de coches vendidos por ese fabricante.

Multas a los constructores que no cumplan

Entre 2012 y 2018, los constructores tendrán que pagar 5 euros por el primer gramo de CO2 que supere el objetivo, 15 euros por el segundo gramo, 25 euros por el tercero y 95 euros por el cuarto gramo y los siguientes. Estas multas son inferiores a las propuestas por Bruselas, que defendía que las sanciones fueran de 95 euros. La Eurocámara considera que con este sistema de modulación se incentiva a los fabricantes a seguir mejorando la tecnología para reducir las emisiones en lugar de optar por pagar las multas.

A partir de 2018, los fabricantes deberán pagar ya desde el principio 95 euros por cada gramo que supere el objetivo.

Los coches causan el 12% de las emisiones de la UE y contrarrestan las reducciones logradas en otros sectores, según Bruselas. Con esta norma, la UE quiere allanar el camino para lograr su objetivo de recortar un 20% las emisiones de CO2 de aquí a 2020.



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