Fotografía: © Isaac Fernández Galisteo – www.naturalezavision.net

Hoy, jueves 23 de marzo, se celebra el Día Meteorológico Mundial para conmemorar la firma, en el año 1950, del convenio de creación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) como organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para asegurar la cooperación internacional en materia meteorológica.

El lema para este año 2023 es «El futuro del tiempo, el clima y el agua a través de las generaciones», coincidiendo con el 150º aniversario de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Este año se hace especial hincapié en «los logros pasados, el progreso presente y el potencial futuro».

Su objetivo es proporcionar predicciones meteorológicas diarias y asesorar a los encargados de formular políticas acerca de la variabilidad del clima y el cambio climático. De esta forma, la comunidad de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) apoya acciones encaminadas a proteger vidas y bienes de las condiciones meteorológicas extremas. Además, fomenta la resiliencia climática a largo plazo, afanándose por ayudar a la sociedad a comprender el vínculo indisociable entre océano, clima y tiempo.

La importancia del Día Meteorológico Mundial

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) indica lo siguiente:

El Día Meteorológico Mundial remarca este año los logros del pasado, el avance presente y las posibilidades futuras en la ciencia meteorológica. Nuestro clima es más extremo, nuestro océano es más cálido y ácido, el nivel del mar ha subido y los glaciares y el hielo se están derritiendo.OMM

Y añade:

La buena noticia es que los rápidos avances científicos y tecnológicos han mejorado en gran medida la precisión de los pronósticos meteorológicos y las alertas tempranas que salvan vidas.OMM

Nubes lenticulares

Como fotógrafo de naturaleza, uno de los fenómenos meteorológicos más espectaculares que he podido plasmar en imágenes fueron las nubes lenticulares que se formaron en torno al monte Fitz Roy, en la Patagonia argentina. Fue debido a un viento fuerte que se desplazó hacia la cordillera montañosa y a una inversión térmica a unos 5 kilómetros de altura que comenzó cerca de la cima.

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Fuente: Isaac Fernández Galisteo – Técnico de Medio Ambiente de Ambientum



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