Es probable que el grupo del G8 acuerde un objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, rechazando los objetivos a medio plazo durante su encuentro de julio, adelantó el domingo un funcionario de Naciones Unidas.
Los ministros y representantes del G8 y de los principales países emergentes se han reunido este fin de semana en Japón para preparar las conversaciones sobre el cambio climático de la ONU, pero no han logrado aprobar medidas concretas sobre quién debe hacer qué y en qué medida.
"Dado el lugar en el que estamos con las negociaciones, será bastante difícil obtener un resultado sólido de la cumbre del G8", dijo a los periodistas Yvo de Boer, jefe del Secretariado de Cambio Climático de la ONU, tras conversar con los ministros de Medio Ambiente del G8 y los países emergentes.
"Por ejemplo, está claro que hay consenso en que se debe establecer una meta aspiracional para 2050 en lugar de un objetivo fijo", indicó, añadiendo que "no creo que sea posible acordar en la cumbre del G8 una serie de reducciones para 2020 para las naciones industrializadas".
Cerca de 190 naciones han acordado negociar a finales de 2009 un sucesor del Protocolo de Kyoto, que compromete a 37 países desarrollados a reducir la media de sus emisiones un cinco por ciento por debajo de los niveles registrados en 1990 para 2012.
Sin embargo, con los grandes desacuerdos dentro del G8 y entre las naciones ricas y las más pobres sobre cómo compartir los gastos de la lucha contra el cambio climático, responsable de sequías, inundaciones, subidas en el nivel del mar y tormentas cada vez más intensas, algunos ven pocas posibilidades de lograr un avance en julio.
"Creo que es difícil. No tenemos el tiempo suficiente", dijo a periodistas el ministro mexicano de Medio Ambiente, Juan Rafael Elvira Quesada. "Pero el cambio climático no esperará a ninguno de nosotros".
Los líderes del G8 acordaron el año pasado considerar con seriedad una meta para reducir las emisiones de gases a la mitad para 2050, una propuesta aprobada por Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Japón y Canadá.
Sin embargo, las naciones en vías de desarrollo dan prioridad a su crecimiento económico y ponen trabas a las metas, además de reclamar que Estados Unidos, que junto a China es uno de los mayores contaminantes del mundo, no se esfuerza suficiente.