La calidad del aire en Londres ha empeorado en los últimos años de manera considerable. Algo que el alcalde de la ciudad, Boris Johnson, sabe muy bien, porque ya anunció una serie de medidas para enfrentar esta situación. La principal: agregar un segundo impuesto a los vehículos diésel que ingresen al centro de la ciudad.
La idea es parte del"Manifiesto por la Calidad del Aire", documento que incluye diversas iniciativas para enfrentar la contaminación ambiental que, según el Departamento de Salud, influyó en el número de enfermedades respiratorias que en 2010 produjeron la muerte de 3.389 personas en la capital.
Expertos del King´s College de Londres señalaron que los niveles de dióxido de nitrógeno de Oxford Street se encuentran entre los más altos del mundo, con una concentración de 135 microgramos por metro cúbico, lo que tendría directa relación con la cantidad de vehículos que circulan a diario por la ciudad.
El plan anticontaminación obligará a los conductores de vehículos diésel que circulen por la ciudad a pagar 10 libras extra para ingresar a las zonas de "bajas emisiones", que se sumarían a ñas 11.50 libras que pagan aquellos automóviles convencionales como "peaje de congestión" para ingresar al centro. De esta forma se busca desincentivar el uso de automóviles en esta zona para reducir los niveles de contaminación (CO2, NOx y MP10).
"Tenemos que desincentivar la circulación por la ciudad con vehículos diésel", señaló Matthew Pencharz, asesor mundicipal de Medio Ambiente, agregando que"No hemos estado a la altura de los requisitos europeos sobre emisiones, y gran parte de la culpa es por la última generación de vehículos diésel".
Una medida que de seguro generará polémica al afectar directamente el bolsillo de los conductores, pero que -sin duda- será de gran ayuda para crear conciencia medioambiental y vivir en un entorno más limpio y agradable.