En el informe TERM de este año se examinan las repercusiones de la aviación y el transporte marítimo: ¿por qué se escogieron estos sectores?
Decidimos destacar la aviación y el transporte marítimo en nuestro Informe TERM para poner de relieve los tipos de problemas más comunes que los dos sectores generan en lo que concierne a las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación atmosférica. Las actividades del sector aeronáutico, incluidos los vuelos así como los propios aeropuertos, ejercen una serie de presiones negativas en el medio ambiente, a saber, emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminantes atmosféricos, contaminación acústica, demanda de agua y generación de residuos. Sumado a esto, las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE procedentes de la aviación internacional se han multiplicado más del doble desde 1990.
Las actividades ligadas al transporte marítimo también producen importantes emisiones de gases de efecto invernadero, contaminantes atmosféricos, ruido y contaminantes del agua. Las emisiones de dióxido de carbono procedentes del transporte marítimo mundial podrían representar en 2050 el 17 % del total de emisiones de dióxido de carbono si no se adoptan medidas adicionales. Aunque las emisiones de ciertos contaminantes procedentes del transporte por carretera han experimentado un declive en general (no así las de dióxido de carbono), las emisiones procedentes de la aviación y del transporte marítimo siguen aumentando.
En 2050, está previsto que la aviación y el transporte marítimo mundiales supongan en conjunto casi el 40 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, a menos que se adopten medidas de atenuación adicionales. Estos sectores se evalúan periódicamente en el marco de nuestros indicadores TERM, aunque únicamente como uno de los subsectores del transporte, y ya estudiamos el sector de la aviación en el Informe Medioambiental de la Aviación Europea 2016. Se trata de la primera vez que los tratamos específicamente en nuestro informe TERM.
¿Por qué aumentan las emisiones de la aviación y el transporte marítimo?
Se ha observado una globalización del comercio a lo largo de las últimas décadas y tanto la aviación como el transporte marítimo han experimentado un enorme crecimiento. Ello ha dado lugar a un aumento constante de las emisiones. El número de pasajeros aéreos en Europa y en el mundo, por ejemplo, se ha triplicado desde 1990. Otro ejemplo se refiere al aumento del comercio con las economías emergentes, que ha dado lugar a unas distancias de viaje más largas. También se ha abaratado el precio de los billetes de avión y las compañías aéreas de bajo coste han aumentado su cuota de mercado. Esta evolución representa un gran porcentaje del reciente crecimiento del transporte de pasajeros en Europa. Las flotas de las compañías aéreas de bajo coste son, en general, más modernas y más limpias, aunque la proporción total de vuelos se ha duplicado a lo largo del último decenio.
¿Cómo pueden volverse más sostenibles los sectores de la aviación y el transporte marítimo?
Los gobiernos desempeñan una función fundamental al apoyar la inversión en investigación, la adopción de normas de producto y la subvención de nuevas tecnologías emergentes. Medidas como la mejora de la eficiencia de los carburantes mediante la introducción de materiales más ligeros u otras opciones técnicas no serán suficientes para cumplir los objetivos europeos en materia de emisión y sostenibilidad. El público también puede efectuar su aportación. Se ha entablado ya un debate sobre desplazamientos sostenibles y sobre el comportamiento de los consumidores y es necesario fomentarlo. Ello puede ayudar a cambiar el estilo de vida y los hábitos de transporte.
¿Qué pueden aprender estos dos sectores de otros sectores del transporte?
En algunos casos, existen alternativas al uso de combustibles fósiles o, incluso, al motor de combustión. Tomemos el transporte marítimo como ejemplo. Los buques portuarios que integran el sistema de transporte público de Copenhague se propulsan mediante biocarburantes. Ciertos transbordadores en Noruega y en otros países están recurriendo al uso de baterías para reducir su huella ambiental. Las ciudades pueden proporcionar una infraestructura a los buques atracados en puerto en la que puedan conectarse a la red eléctrica terrestre y no tener así que mantener sus motores al ralentí. Esto no solo reduciría las emisiones sino que, asimismo, contribuiría a mejorar la calidad del aire. En el ámbito de la aviación, por el contrario, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte aéreo sigue siendo uno de los problemas más complicados del sector del transporte. Las aeronaves seguirán dependiendo de los combustibles fósiles en un futuro previsible y cabe esperar que la demanda de transporte aéreo siga aumentando.
¿Qué uso dará la UE a este informe TERM? ¿Qué medidas ha adoptado la Unión en este campo para reducir las emisiones?
Este informe ayuda a fundamentar los debates sobre políticas a escalas europea, nacional y local a propósito del problema de las emisiones procedentes de estos dos sectores. Debido a su naturaleza global, las emisiones de la aviación y del transporte marítimo se regulan principalmente a través de organizaciones internacionales como la OMI y la OACI. Sin embargo, la UE también está adoptando medidas.
Las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la aviación se incluyen en el Régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE) desde enero de 2012. Sin embargo, la disposición de suspensión del cómputo de los plazos excluye actualmente del ámbito de aplicación del RCDE los vuelos desde y hacia los países no pertenecientes al Espacio Económico Europeo, al objeto de permitir la celebración de un acuerdo global sobre las emisiones de la aviación. Como método de reducción de las emisiones atmosféricas contaminantes en el sector del transporte marítimo, también se han establecido límites de emisiones de óxido de azufre en dos zonas de control de emisiones específicas situadas en aguas de la UE. Una de ellas se encuentra en el Mar Báltico y la otra se sitúa en el Mar del Norte e incluye el Canal de la Mancha. Para cumplir los límites, los operadores pueden, por ejemplo, utilizar combustible con bajo contenido de azufre, instalar filtros a bordo o adoptar tecnologías de combustible alternativas.