Madrid lucha contra la contaminación
Los meses de otoño y de invierno son la temporada alta de los episodios de contaminación en la capital. Desde que se modificó el texto del Protocolo de medidas para episodios de alta contaminación -en febrero de 2016- Madrid ha vivido seis episodios cuadros, de diferente intensidad y que han durado varios días. Cinco de ellos han ocurrido entre septiembre y diciembre debido a las condiciones climáticas. Todos han estado relacionados con el NO2. El episodio vivido hasta el sábado, también.
El martes saltaron las alarmas debido a la alta presencia de este contaminante: siete estaciones superaron los 180 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno dos horas consecutivas. “Es uno de los principales contaminantes atmosféricos junto con el ozono troposférico y las partículas en suspensión”, explican desde el Área de Medio Ambiente, “y el tráfico rodado es el principal origen de estos contaminantes”.
Se limitó la velocidad en M-30 y accesos (escenario 1), pero días después se prohibió además aparcar en la almendra central a no residentes (escenario 2). El jueves los niveles de ozono troposférico (O3) se dispararon en varias estaciones. Debido a las reacciones químicas atmosféricas, la presencia de NO2 -generado principalmente por los vehículos diesel- fomenta la aparición de O3. Ambas sustancias afectan a la salud.
“Aunque 2016 presentó una sensible reducción de contaminantes respecto a los valores del año anterior -con condiciones meteorológicas particularmente adversas- Madrid superó los valores límite de NO2 y O3 para proteger la salud humana fijados por la legislación europea”, concluye el informe "La calidad del aire en la ciudad de Madrid en 2016" de Ecologistas en Acción.
Por esos excesos, la Comisión Europea mantiene abiertos dos expedientes a España. Además, a principios de 2017 dio un toque de atención por el incumplimiento reiterado de la norma. “Superar los límites marcados supone un riesgo grave para la salud”, recordaban desde Europa haciendo especial ahínco en Barcelona y Madrid.
El mes pasado, el Ayuntamiento anunció la creación de una Área Central Cero Emisiones, que limitará el acceso a la almendra central y que comenzará a aplicarse en julio de 2018. En 2015 con Ana Botella (PP) al frente, la capital aprobó su primer protocolo de lucha contra la contaminación. A pesar de que ese año fue especialmente problemático, nunca se aplicó. En enero de 2016, con Manuela Carmena (Ahora Madrid) en la alcaldía, el protocolo se endureció.
“El cambio se realiza por la estabilidad climática característica de la capital”, explicaron entonces desde Movilidad, “si llegamos a niveles muy altos de contaminantes, luego es dificilísimo bajarlos”. Desde Ecologistas en Acción valoraron los esfuerzos: “Se están adoptando medidas para lograr reducciones permanentes de los contaminantes”.
El nuevo protocolo redujo los límites a partir de los cuales había que avisar a la población durante un pico de polución así como los que llevaban a activar los diferentes escenarios. En base al nuevo protocolo, Madrid aplicó en diciembre de 2016 el escenario 3 -el más duro-, que prohíbe el acceso de vehículos a la almendra central en función de si su matrícula termina en número par o impar. Era Navidad y la capital fue la primera ciudad española en restringir el acceso en coche al centro. Esta vez el episodio no ha llegado tan lejos: “Los niveles de polución han bajado”, desactivaba ayer el protocolo el Ayuntamiento. Aunque las previsiones meteorológicas anuncian lluvias a partir del martes, si sigue el buen tiempo también permanece la amenaza de un nuevo brote de polución.