Ese repunte, asegura el ex ministro de Medio Ambiente de Noruega en el informe «Hacia un planeta sin contaminación», se debe a la incidencia directa de este fenómeno en la salud y el consecuente debilitamiento de los medios de vida, en especial en las zonas rurales.
Sin embargo, no todo está perdido y el estudio propone las siguientes medidas para hacer frente al problema de la contaminación:
Contaminación del aire
- Formular políticas y estrategias de la calidad del aire a nivel subnacional, nacional y regional para cumplir las directrices sobre la calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud
- Invertir en las redes de vigilancia de la calidad del aire, los sistemas de evaluación, la capacidad institucional y la divulgación de información al público en general para corregir las deficiencias en materia de capacidad, datos, información y concienciación
- Reducir las emisiones procedentes de fuentes industriales y manufactureras de importancia
- Establecer y aplicar normas avanzadas sobre emisiones de los vehículos
- Idear vehículos híbridos y eléctricos e implantar su uso
- Facilitar el acceso al transporte público y a la infraestructura de transporte no motorizado en las ciudades
- Aumentar las inversiones en energía renovable y eficiencia energética
- Mejorar el acceso a combustibles de cocina no contaminantes y a tecnologías ecológicas para la calefacción residencial
- Proteger y restaurar los ecosistemas para evitar la erosión, los incendios y las tormentas de polvo
- Reducir las emisiones de metano y amonio procedentes de la agricultura
- Designar y ampliar espacios verdes en las zonas urbanas
- Mejorar las actividades gubernamentales y empresariales en relación con el cambio climático para, además, luchar mejor contra la contaminación local y regional
Agua
- Aumentar el tratamiento, el reciclaje y la reutilización de las aguas residuales para reducir al menos a la mitad el vertido de aguas residuales sin tratar a las masas de agua dulce antes de 2030
- Adoptar y aplicar directrices nacionales para la gestión de los ecosistemas de agua dulce a fin de proteger y restaurar los humedales, además de otros sistemas naturales que contribuyen a la purificación del agua
- Implantar, mejorar y armonizar sistemas de vigilancia (in situ) de la calidad y la cantidad (caudal) de las aguas superficiales y subterráneas
- Definir normas nacionales sobre las masas de agua para ofrecer un panorama actual de la calidad de los recursos hídricos disponibles y determinar las oportunidades y los riesgos en relación con la salud de las personas y los ecosistemas
- Mejorar la reunión y el intercambio de datos, crear capacidad para el control y la garantía de calidad de los datos y divulgar la información sobre la calidad del agua
- Universalizar el acceso al agua potable y el saneamiento antes de 2030
Fuente: EL PAÍS