Los expertos afirman que se trata de un hecho histórico. Este fin de semana se han podido observar auroras boreales desde España y otros países de latitudes bajas como México. Sin embargo, estos espectáculos de la naturaleza sólo se dejan ver en zonas altas: Dinamarca, Noruega o Suecia. ¿A qué se debe tal privilegio?
Es una conjunción de factores. Según la Agencia Espacial de Metereología (Aemet), la Tierra está ubicada cerca del máximo de actividad solar y eso implica que el sol recaiga sobre nuestro planeta en forma de manchas solares. Éstas “indican las zonas de actividad magnética solar asociada con erupciones solares atmosféricas y eyecciones de masa coronal”. Si coincide que esta actividad solar es muy intensa, “como actualmente, las eyecciones de masa coronal o erupciones solares atmosféricas pueden intensificar el viento solar y alcanzar la magnetosfera de la Tierra, desencadenando una tormenta geomagnética”.
Explicación científica
Durante estos fenómenos etéreos, “el óvalo auroral se ensancha temporalmente, lo que permite percibir auroras desde latitudes más bajas”, argumentan los expertos de la Aemet a través de un hilo en sus redes sociales. Así explicaba científicamente por qué especialmente la noche del 10 mayo, tuvimos el privilegio de observar auroras boreales (así se llaman las auroras polares del hemisferio norte) en nuestro cielo, desde nuestra propia casa.
Desde Teruel, Sabadell, Gijón, Barcelona, Salamanca, Madrid, Murcia, Valencia e incluso las Islas Canarias… Miles de imágenes y vídeos han circulado de forma masiva por las redes sociales. Lo que estaba ocurriendo aquella noche era producto de la tormenta magnética más fuerte de los últimos 150 años.
Otras auroras boreales
No obstante, no es la primera vez que se ve en España, aunque sí ha sido de las más impactantes, sin duda. Una exhibición de colores difícil de olvidar. Esta explosión de rosas y violetas no ocurría en nuestro país desde enero de 1938, durante la Guerra Civil. Hay documentados otros episodios de auroras boreales.
Algunos datan en el siglo XVIII y XIX y están recogidos en un estudio publicado en las Memorias de la Real Academia de Ciencias. Hay estudios que hablan de 30 avistamientos y otros de 80. También hay registros más recientes que recuerdan la noche del 25 y la madrugada del 26 de enero de 1938, durante la Guerra Civil española. Tuvieron siete horas de cielos con intensos rojos.
Ahora, después de este fin de semana sorpresa, habrá que esperar un tiempo para volver a disfrutar de la explosión de colores pintada en el cielo.