Según un estudio realizado por estos investigadores, las emisiones en el transporte de mercancías han experimentado un aumento del 68% desde 1990, un 53% por encima del nivel comprometido por España en el Protocolo de Kioto, y sitúa el transporte de mercancías por carretera como responsable de la mayor parte de este crecimiento.
La investigación, que ha sido llevada a cabo por miembros del Grupo de Investigación de Economía y Sostenibilidad del Medio Natural (ECSEN) de la ETSI de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, señala que aunque la intensidad energética ha disminuido, el consumo de energía del transporte de mercancías ha aumentado debido a la importancia creciente del transporte de mercancías por carretera.
Consecuentemente, el reparto total del consumo para las mercancías y emisiones de CO2 asociadas ha continuado creciendo. Entre 1990 y 2007, las emisiones de carbono por unidad de PIB del transporte crecieron más fuertemente que las emisiones por PIB de cualquier otro sector de consumo final en España. El aumento de la importancia relativa del transporte (tanto en viajeros como mercancías) contrasta con la disminución generalizada en los sectores de agricultura y medio ambiente y el pequeño aumento de la industria. Durante el periodo de estudio, tanto las plantas de combustión no industriales, como el tratamiento de residuos y basuras aumentaron sus emisiones por unidad de PIB de manera similar al transporte.
Del estudio se desprende que podrían restringir las emisiones de carbono de las mercancías reduciendo la actividad de transporte, cambiando el reparto modal, mejorando la utilización de la capacidad de los vehículos, y mejorando la tecnología (propulsión vehicular y mezcla de combustibles). Sin embargo, se debería considerar que, para la mayoría de los componentes del mercado de mercancías, la capacidad o posibilidad de cambio modal no es muy buena. La producción dispersa de bienes y servicios en los corredores principales precisa de carreteras en la actualidad, y también existe el concepto de la milla final y del transporte capilar. En este sentido, se identifican las distancias crecientes que los materiales y productos son transportados en los países desarrollados. Las rentas crecientes también llevan a los consumidores a demandar un mayor número de mercancías que son manufacturadas en cualquier sitio (en casa o en el extranjero), especialmente si los costes de transporte de mercancías son artificialmente bajos. En este contexto, las políticas y medidas del transporte de mercancías que no pueden internalizar completamente los costes externos agravan el problema.
Desde 1990, el consumo de energía del transporte de mercancías y las emisiones de CO2 correspondientes ha aumentado más deprisa que en otros sectores económicos en nuestro país. Bajo el Protocolo de Kioto, España tiene el compromiso de poder aumentar sus emisiones únicamente un 15% por encima de los niveles de 1990 en 2012; en este sentido, el transporte de mercancías constituye un 8.5% de las emisiones españolas de GEI. Las tendencias de crecimiento de mercancías fueron analizadas y las conclusiones son claras: aumento de actividad, mantenimiento del reparto modal (incluso un pequeño cambio hacia la carretera), y ahorro de energía a través de cambios en la eficiencia del combustible llevan a un continuo cambio en el consumo de energía y emisiones de carbono. En el análisis fue excluido el transporte aéreo y marítimo internacional, y los resultados de crecimiento en términos de emisiones podrían estar subestimados por el aumento importante del comercio internacional. En el análisis se aplicó una técnica de descomposición a los procesos que conllevan cambios en consumos de energía y emisiones de CO2.
Los escenarios miden lo que puede ocurrir en el futuro. Las emisiones de CO2 procedentes del sector mercancías pueden reducirse un 3,3% en 2025, comparadas con los niveles de 2007, si el comportamiento medio de los vehículos de gasóleo de carretera en 2025 presenta un aumento de 55% de la eficiencia, incluso si el volumen de transporte continua creciendo y si combustibles procedentes de fuentes renovables de energía como biodiesel son mayormente utilizados. Bajo este escenario, las emisiones de CO2 podrían estabilizarse a los niveles actuales. Las emisiones de CO2 podrían reducirse de 50 a 60%, si tecnologías avanzadas y combustibles procedentes de fuentes de energía renovables son utilizados junto con una reducción de la actividad de transporte de mercancías.