Desde que se originó el brote de COVID-19, las ventas de los desinfectantes de manos se han disparado. Se han convertido en un producto tan cotizado que las farmacias y los supermercados han empezado a limitar la cantidad de geles que los clientes pueden adquirir cada vez que visitan los establecimientos.
El estado de Nueva York, incluso, ha anunciado que va a comenzar a elaborar su propio desinfectante de manos para cumplir con la demanda existente. Si bien los desinfectantes pueden ayudar a reducir el riesgo de contraer ciertas infecciones, no todos los geles son igual de efectivos contra el coronavirus.
Al igual que sucede con otras infecciones respiratorias víricas, como el resfriado o la gripe común, el nuevo coronavirus (que recibe el nombre de SARS-CoV-2) se contagia principalmente a través de la transmisión de una persona a otra de pequeñas gotitas impregnadas de virus que son expulsadas por la boca o por la nariz. Sin embargo, un estudio reciente señala que también podría ser propagado mediante las heces.
Además de por la inhalación de esas gotas diminutas, los virus respiratorios (entre los que se incluye el SARS-CoV-2) se pueden contraer al entrar en contacto con cualquier superficie contaminada con el virus y tocarse posteriormente la cara, en especial la boca y la nariz.
Y, aunque no nos demos cuenta, estamos tocándonos la cara continuamente. Un estudio realizado por la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) reveló que las personas nos tocamos la cara unas 23 veces cada hora.
Lavarse las manos con agua y jabón
Lo más eficaz para mantener una higiene correcta y evitar el contagio de enfermedades infecciosas es lavarse las manos con agua y jabón. La combinación del agua caliente (nunca fría) y el jabón elimina las grasas que pueden albergar microbios en nuestras manos.
Los geles desinfectantes, por su parte, también ofrecen protección contra los microbios causantes de enfermedades, sobre todo en situaciones en las que no se dispone de agua y jabón. Asimismo, se ha probado su eficacia en la reducción del número y las clases de microbios que pueden atacarnos.
Existen, principalmente, dos tipos de desinfectantes de manos: con alcohol y sin alcohol. Los primeros contienen varios tipos (normalmente isopropanol, etanol o n-propanol) y cantidades de alcohol (entre el 60 y el 95 %), compuesto que posee la capacidad de eliminar casi todos los gérmenes.
Los geles sin alcohol contienen un compuesto llamado catión de amonio cuaternario (normalmente cloruro de benzalconio) en sustitución del alcohol. Estos pueden mermar la acción de los microbios pero son menos efectivos que el alcohol.
La eficacia de los desinfectantes de manos con alcohol no se reduce a la eliminación de numerosos tipos de bacterias, entre las que se incluyen el SARM y el E. coli, sino que también actúan contra multitud de virus, como el Virus influenza A, el rinovirus, el virus de la hepatitis A, el VIH y el coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV).
Luchando contra los virus
El alcohol ataca y destruye la cápside vírica que rodea a algunos virus, entre los que se encuentra el coronavirus. Se trata de una proteína fundamental para la supervivencia y la multiplicación del virus. Para que un desinfectante de manos acabe con gran parte de los virus, debe estar compuesto por al menos un 60% de alcohol.
Se ha comprobado que los geles que contienen un porcentaje inferior son menos eficaces a la hora de eliminar las bacterias y los hongos, y es probable que solo sean capaces de ralentizar la proliferación de los gérmenes en lugar de liquidarlos por completo.
Incluso los desinfectantes que contienen un 60 % de alcohol no garantizan la eliminación de todos los tipos de gérmenes. Algunas investigaciones han descubierto que lavarse las manos resulta más efectivo que la aplicación de geles desinfectantes a la hora de acabar con el norovirus, el Cryptosporidium (un parásito que puede producir diarrea) y el Clostridioides difficile (una bacteria que provoca problemas intestinales y diarrea).
Viendo la escasez que caracteriza a este producto durante estos días, algunas personas se han decidido a elaborar sus propios desinfectantes de manos. No obstante, cabe destacar que estos geles caseros podrían no ser tan eficaces como los que podemos encontrar en comercios y farmacias.
Efecto detergente del jabón
Si tiene las manos muy sucias, lavarse con agua y jabón es más efectivo que utilizar desinfectantes de manos con alcohol. Los estudios realizados indican que el efecto detergente del jabón, unido a la fricción, basta para reducir la cantidad de microbios que alojamos en nuestras manos, así como para eliminar la suciedad y los restos de materiales orgánicos.
Al estornudar o toser en la mano se necesita algo más que un poco de gel para desinfectarla. Esto se debe a que en el momento en el que las manos se contaminan con mucosa, esta actúa como un protector de los microbios y el desinfectante pierde eficacia en esas condiciones.
En definitiva, la mejor y más fiable manera de prevenir el contagio del coronavirus (y de minimizar el riesgo de contraerlo) es lavarse las manos con agua y jabón y evitar tocarse la cara en la medida de lo posible.
En cualquier caso, los desinfectantes de manos con al menos un 60% de alcohol son considerados una alternativa práctica cuando no se disfruta de acceso a agua y jabón. Si utiliza uno de estos geles, al igual que haría con agua y jabón, debe asegurarse de abarcar toda la superficie de las manos (incluyendo el hueco entre los dedos, las muñecas, las palmas, el dorso y las uñas) y frotar durante al menos 20 segundos para obtener una limpieza integral.
Artículo de referencia: https://theconversation.com/coronavirus-no-todos-los-desinfectantes-de-manos-son-eficaces-133697,