Espectacular vídeo que muestra la lucha entre drones y animales
Los cetáceos también preocupan a los científicos, dado que ya es común seguir poblaciones de ballenas, orcas o delfines con drones. De momento, según un estudio publicado el mes pasado, parece que el ruido de los aparatos no les causa molestias, a pesar de la gran sensibilidad acústica que disfrutan (y padecen) estos animales. El camino en este tipo de trabajos lo abrió un grupo de la Universidad de Montpellier descubriendo claves para no asustar a las aves al estudiarlas con drones: sobre todo, no conviene acercarse en trayectoria vertical hacia ellas porque se llevarán un susto pensando que es un depredador que se abalanza.
Por todas estas razones, biólogos de la Universidad de Adelaida publicaron en la importante revista Current Biology una serie de buenas prácticas para evitar caer en aquello de que el observador modifica lo observado. Es oportuno cambiar aviones y helicópteros por aparatos no tripulados -durante el siglo XX se murieron 60 biólogos de EE UU en accidentes aéreos tratando de estudiar la vida salvaje-, pero de nada sirve si por el camino espantamos a los animales objeto de estudio.
Las denuncias a la policía británica por las molestias de los drones se han multiplicado por 12 en dos años. Los animales no llaman al 112, pero también están tomando medidas. En los últimos meses hemos visto a halcones, gansos y águilas tumbando en pleno vuelo a estos zánganos de plástico. No son los únicos: gracias a sus cámaras, también tenemos pruebas de antílopes que los cornean, canguros que los noquean a puñetazos, guepardos que les lanzan zarpazos y tigres que los capturan en grupo.
Este último caso, un espectacular vídeo de una multitud de tigres siberianos dando caza a un dron, sirvió para mostrar otra cara infame de su uso. En el zoo chino en el que se captaron las imágenes se usan los drones para incentivar el movimiento en unos animales -que malviven en unas condiciones deplorables- ante los turistas que lo visitan.
Antes se hicieron famosos los chimpancés de un zoológico holandés por atrapar usando palos uno de estos aparatos que estaba filmándolos. Allí, en los Países Bajos, parece estar tan extendida esta tecnología que su Policía ha desarrollado una estrategia para derribar los drones potencialmente peligrosos: han entrenado águilas para cazarlos, y lo hacen con una efectividad extraordinaria. El Ejército francés también las usa. Conociendo el instinto de las rapaces para atrapar drones, habrá que ver cómo se desarrolla la futura industria de los drones de reparto en una ciudad como Nueva York, con una de las mayores concentraciones de halcones peregrinos del mundo.