Del Ebro al Amazonas
El LAB, vinculado a la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG), es el primer centro científico de control de ruido oceánico a nivel mundial y está reconocido internacionalmente por su labor en el estudio del impacto de la contaminación acústica en los animales. El túnel acústico, con una capacidad de más de 150.000 litros, simula las condiciones del océano, de manera que permite a los investigadores recrear a escala de laboratorio lo que pasa en el entorno marino, sin necesidad de trasladarse a las zonas de estudio para testar los instrumentos.
El tanque supone un avance clave para los proyectos de investigación de este laboratorio, dirigidos por Michel André, ya que permite testar y calibrar de manera fiel el equipamiento técnico antes de trasladarlo a las zonas de estudio. Uno de estos proyectos se lleva a cabo en el Amazonas y está centrado en la conservación de los delfines rosados, actualmente amenazados por las actividades humanas.
El despliegue de sensores acústicos “inteligentes” en el río y en la selva, cuando estos están sumergidos, permite monitorizar los movimientos de los mamíferos marinos, entender su distribución y alertar de las amenazas que se acercan a sus poblaciones. El proyecto consiste en establecer una red de estaciones acústicas capaces de registrar y analizar datos acústicos en tiempo real y transmitirlos a los servidores del LAB, instalados en Vilanova i la Geltrú. Esta red consta, desde julio del 2015, de cuatro estaciones acústicas y en el futuro dispondrá de decenas.
El estudio de la plaga del caracol manzana, una especie de invertebrado anfibio que ha proliferado en el Delta del Ebro y que es nocivo para los campos de arroz de la zona, es otro de los proyectos en los que se utilizará el túnel acústico. En anteriores estudios, el LAB ha demostrado que la actividad humana en el mar provoca graves lesiones auditivas en los cefalópodos, ya que utilizan la información sonora para comer y reproducirse. En esta línea, ha estudiado y demostrado que la sensibilidad en la exposición sonora del caracol manzana es similar a la de los cefalópodos, dado que también son animales invertebrados y disponen de los mismos órganos sensoriales responsables del equilibrio y la posición.
Aprovechando estos datos, el LAB puede contribuir a eliminar la plaga en el Delta exponiendo al animal invasor a niveles de sonido adecuados que no le permitan la vida en la zona. Mediante el uso del túnel acústico podrán determinar la combinación de parámetros, como el tiempo de exposición, la amplitud y las frecuencias de sonido, que permitan eliminar la plaga sin dañar el resto del ecosistema.
Limitar los efectos negativos en los animales marinos derivados de la construcción de parques eólicos en Japón es el objetivo de otro de los proyectos clave del LAB. Actualmente, a raíz del accidente nuclear de Fukushima, el gobierno japonés está apostando por las energías renovables como alternativa a la energía nuclear y, en concreto, para los parques eólicos marinos. En el proceso de construcción de los molinos, se introducen cargas acústicas de alta intensidad que afectan a la fauna marina. El LAB detecta e identifica, en tiempo real, la presencia de especies animales sensibles al impacto acústico. Con esta tecnología y con la implantación de modelos de gestión de riesgos, el LAB contribuye a mitigar los efectos nocivos en los animales marinos.