Este ahorro energético podría evitar la emisión de 5,2 millones de toneladas de CO2, una cantidad similar a la emitida anualmente por 2.170.000 vehículos.
La sexta edición del índice recoge los resultados obtenidos a partir de 3.800 encuestas que analizan los hábitos de los consumidores realizadas los pasados meses de octubre y noviembre. El muestreo refleja que el Índice de Eficiencia ha alcanzado en 2010 una puntuación de 6,59, cifra que presenta un ligero avance respecto de 2009 (6,49) y que supone una mejora del 7,7% en relación con el primer estudio, realizado en 2004 (6,12).
El responsable del Centro de Eficiencia Energética de GAS NATURAL FENOSA, José Javier Guerra, y el presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, han valorado el resultado global obtenido este año, que representa un repunte respecto al año anterior, cuando el índice reflejó un estancamiento. En cualquier caso, el pequeño avance no refleja la afirmación del 53% de las personas consultadas que consideran que el ahorro de energía es "más importante" que antes de que se produjera la crisis.
Pese a este contexto económico, la principal motivación de los encuestados para adoptar medidas de eficiencia energética continúa siendo la convicción de que unos hábitos apropiados contribuyen a la mejora del medio ambiente, una afirmación compartida por el 92% de los encuestados.
Cataluña, Madrid y País Vasco, las comunidades más eficientes
Por comunidades autónomas, los hogares de Cataluña son los más eficientes (6,74), seguidos por los madrileños (6,70) y los del País Vasco (6,65). Canarias es la comunidad autónoma con el índice más bajo (5,98).
El resto de comunidades autónomas presentan los siguientes índices: Andalucía, 6,62; Aragón, 6,48; Asturias, 6,38; Baleares, 6,64; Cantabria, 6,61; Castilla y León, 6,53; Castilla-La Mancha, 6,54; Comunidad Valenciana, 6,62; Extremadura, 6,64; Galicia, 6,43; Murcia, 6,63; Navarra, 6,46; La Rioja, 6,33.
Mejora significativa en los hogares que repiten la encuesta
El Índice refleja otros datos interesantes. En los hogares en los que se ha repetido la encuesta dos años, el nivel de eficiencia energética ha aumentado de forma significativa (hasta alcanzar un valor de 6,87). En palabras de José Javier Guerra, "cuando hay un impacto de concienciación de cultura energética, así como una formación, los hogares mejoran sus hábitos y usos de la energía".
Si se analiza el perfil de los encuestados, la eficiencia es mayor conforme aumenta el nivel de renta disponible, en buena medida, debido al mejor equipamiento del hogar.
Asimismo, la eficiencia tiene relación directa con el tamaño de la localidad en la que se vive: a mayor población, mejor es la puntuación que obtienen las familias en el índice.
Si comparamos los resultados con los de la edición anterior, podemos constatar una mejora de los hábitos energéticos: cada vez son más las personas que despejan ranuras de los electrodomésticos y radiadores; llenan la lavadora o el lavavajillas antes de ponerlos en marcha o bajan la calefacción durante la noche.
Sin embargo, la encuesta refleja que se ha estancado el conocimiento del nivel de consumo energético de los electrodomésticos y que tampoco ha mejorado la ubicación de las calderas.