El titular de Ascó I, la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV), deberá presentar al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a finales del mes de junio un informe de evaluación en profundidad y de la máxima calidad para determinar cuáles son las lagunas de la organización que han posibilitado el escape radiactivo y los errores en la información del suceso, según fuentes del CSN a las que ha tenido acceso Europa Press.
Concretamente deberá encargar a una empresa con la que no haya trabajado hasta el momento un informe causa-raíz con metodología de árbol de gestión, riesgo y supervisión (MORT), en sus siglas en inglés), que se plantea como un chequeo de la gestión de la organización que baja hasta los niveles más profundos de la misma.
Este informe, que no es ordinario, y se requirió en otra ocasión a la Central Nuclear de Vandellós II en 2004, tras sufrir una fuga en una tubería del sistema de refrigeración y apreciarse anomalías en la información sobre el incidente.
Se trata, por tanto, de un informe muy amplio para investigar de forma integral y en profundidad todos los niveles de la organización, que inlcuye también entrevistas con responsables de la misma, con el objetivo de dar con los fallos que originaron el suceso. Previsiblemente, en función de los resultados de la organización, el CSN podrá requerir al titular las medidas correctoras pertinentes.
Previamente, el próximo 4 de mayo la centrar debe remitir el informe sobre el suceso notificable, y el 17 de mayo deberá enviar al organismo regularlo una propuesta propuesta de Plan de acción que contemple medidas de mejora.
Desde que el pasado 4 de abril, el titular comunicara la fuga de partículas radiactivas que se produjo en noviembre en la instalación, el CSN ha reclasificado el suceso al nivel 2 en la escala de INES (incidente) tras comprobar la tardanza en la comunicación e información sobre la fuga inferior a la real. ANAV cesó al director de la instalación y al jefe de Seguridad Radiológica, Rafael Gasca y Francesc González Tardiu, respectivamente.
El CSN ha iniciado una campaña de vigilancia radiológica por la que revisará a 1.600 personas y ayer comunicó la aparición de partículas radiactivas en un camión de chatarra procedente de la central, que viajó a una chatarrería en Reus, así como un punto de ligera contaminación en un talud de la orilla del río Ebro, próximo a la instalación.