Cataluña lleva cuatro años sin estrenar ningún parque eólico
En enero del 2013 se puso en marcha el parque eólico Serra de Vilobí II, a caballo de las comarcas de la Conca de Barberà y las Garrigues, formado por tres aerogeneradores y una potencia instalada total de nueve megavatios (MW), pero desde entonces no se ha instalado ni uno más en Catalunya. El parón de cuatro años no solo ha supuesto un duro golpe para el sector, sino que compromete los objetivos de la Generalitat de alcanzar un suministro eléctrico 20% de origen renovable en el 2020 y del 100% en el 2050. Actualmente, la eólica aporta un 6%.
Eoliccat, la asociación que agrupa a las empresas del sector, considera que el estancamiento obedece a diversos factores. Uno esencial, afirma Jaime Morrón, su gerente, es lógicamente la eliminación por parte del Gobierno del PP de las primas para las energías renovables, pero también influyen de forma acusada un decreto de la Generalitat del 2009 que exige un concurso público para promover un parque eólico de entre 10 y 50 MW de potencia (los mayores los ha de autorizar el Estado) y las dificultades derivadas del mapa eólico de Catalunya, que desde el año 2002 impide la instalación de nuevas instalaciones en buena parte del territorio. Cuando las cosas van mal, todo suma.
Catalunya, que fue pionera hace 30 años con la instalación del primer aerogenerador de España, ha quedado descolgada de los puestos de cabeza. La potencia instalada es de 1.272 MW, lejos de Castilla y León (5.561 MW), Castilla-La Mancha (3.807 MW) o Andalucia (3.338 MW), según datos de finales del 2015.
Evidentemente, las dificultades son comunes a todo el sector eólico español, pero algunas comunidades, como Galicia y Aragón, parecen estar saliendo del pozo con varios parques inaugurados recientemente. "Ahora las empresas ya no se fijan en Catalunya para invertir debido a los impedimentos del mapa eólico. En otras comunidades es más fácil obtener autorizaciones", lamenta Morrón. En su opinión, es urgente "estudiar si zonas que quedaron vetadas en el 2002 son factibles". Como no hay primas, insiste Morrón, "ahora se necesitan emplazamientos de mayor calidad", donde el viento sea apto durante más de 3.000 horas por año, "pero la mayoría de las zonas quedan en zonas rojas del mapa eólico catalán". Se construye solo lo que es rentable, incluyendo como factor decisivo la cercanía a la red eléctrica.
"Proponemos crear una comisión para estudiar caso por caso", prosigue Morrón. En esta sentido, Eoliccat ha presentado una moción en el Parlamento catalán que pide derogar la obligación de los concursos públicos. "Hay territorio suficiente para llegar a 5.000 MW", según Morrón.