Los grupos ecologistas han celebrado la decisión del organismo, de frenar las inversiones de un producto al que señalan como causa de deforestación. “Las inversiones a gran escala en plantaciones de aceite de palma conducen a la deforestación y a la violación de los derechos humanos”, afirma Torry Kuswardono, de Amigos de la Tierra, quien aplaude que “por fin” el Banco Mundial “reconozca estos problemas”, mientras que insta a otras instituciones a seguir los pasos del banco.
Industria alimentaria
Los conservacionistas han denunciado repetidamente las prácticas de las multinacionales del aceite de palma, a las que acusan de realizar talas indiscriminadas y de algunas prácticas como quemas ilegales, que acaban con el desplazamiento de comunidades locales en Indonesia.
El aceite de palma es importante tanto para la industria alimentaria como para la cosmética. Pero uno de los grandes motores que ha generado su expansión a gran escala es la demanda de combustibles de origen vegetal (agrocombustibles o biocombustibles) en los países del Norte.