“Signals and Signposts” tienen en cuenta el impacto de la crisis económica y financiera global, y asegura que en las próximas cuatro décadas, el sistema energético mundial verá profundos desarrollos. La alta colaboración entre la sociedad civil y los sectores públicos y privados es vital si se quiere abordar los retos económicos, energéticos y medioambientales. Las alianzas deben basarse en la realidad comercial, pero los desarrollos de energía y medio ambiente tienen que agilizarse en la dirección correcta. Por eso, se debe ampliar y profundizar el debate en los límites industriales y geográficos.
Las claves
Este estudio destaca que el mundo está entrando en una era de transiciones volátiles y ciclos económicos intensificados. La recesión interrumpió el auge del precio del petróleo y las materias primas pero puede recuperarse. Las naciones emergentes como China y la India están realizando un desarrollo materialmente intensivo y un mercado más estrecho continuará presionando los precios y generando volatilidad. Las mejoras en la política y las fuertes ganancias en la productividad han ayudado a las economías a crecer sin inflación en las dos últimas décadas. Pero no se cree que el efecto moderado de esta combinación de buenas políticas, buenas prácticas y buena suerte continúe en el futuro.
Además se está viendo un cambio escalonado en el uso de la energía. Las naciones en desarrollo, incluyendo los gigantes en población China y la India, están entrando en su fase de crecimiento económico de energía más intensa ya que se están industrializando, urbanizando, creando infraestructura y aumentando el uso del transporte. Las presiones de demanda estimularán el suministro alternativo y más eficiencia en el uso de la energía, pero sólo esto no es suficiente para compensar totalmente las crecientes tensiones de la demanda. Cabe destacar que la demanda global para energía para 2050 podría triplicarse desde su nivel de 2000 si las economías emergentes siguen los patrones históricos de desarrollo.
Por otro lado, y en términos más amplios, la innovación y competitividad naturales podrían impulsar mejoras en la eficiencia energética para moderar la demanda en un 20% durante este tiempo. Los índices normales de crecimiento del suministro -teniendo en cuenta las realidades tecnológicas, geológicas, competitivas, financieras y políticas- podrían impulsar naturalmente la producción de energía en un 50%. Pero esto todavía deja un vacío entre la empresa como suministro habitual y la empresa como demanda habitual de en torno a 400 EJ/a, el tamaño de toda la industria en 2000. Este vacío -esta Zona de Incertidumbre-tendrá que llenarse por cierta combinación de moderación de demanda extraordinaria y aceleración de la producción extraordinaria.
El suministro luchará por mantener el ritmo con la demanda. Para finales de la próxima década, el crecimiento en la predicción de petróleo y gas fácilmente accesibles no se corresponderá con el índice proyectado del crecimiento de la demanda. Aunque hay carbón abundante en muchas partes del mundo, las dificultades de transporte y degradación medioambiental imponen límites a su crecimiento. Mientras tanto, las fuentes de energía alternativas como los biocombustibles pueden convertirse en una parte mucho más importante de la combinación de energía, pero no hay una "varita mágica" que resuelva totalmente las tensiones de suministro y demanda.
Aumentan los problemas medioambientales
El informe resalta que el desarrollo urbano inteligente, la animación de la política sostenida y la innovación comercial y tecnológica pueden resultar en cierta moderación de la demanda. Pero también los impactos de los precios, las políticas de reflejo rotuliano y aspiraciones frustradas. Las escalas de tiempo son un factor clave. Los edificios, la infraestructura y las estaciones de energía duran varias décadas. Las existencias de vehículos pueden durar 20 años. Las nuevas tecnologías de energía deben estar demostradas a escala comercial y requieren 30 años de crecimiento de doble dígito sostenido para crear capacidad industrial y crecer suficientemente para generar un 1-2% del sistema energético. Las políticas estipuladas en los próximos cinco años determinan la inversión para los próximos 10 años, que ampliamente determinan el panorama energético global para 2050.
Sin olvidar que la crisis económica global ha coincidido con un cambio en el poder geopolítico y económico de oeste a este. Este cambio decisivo está transformando el sistema económico y político global. El cambio es gradual, pero sus consecuencias potenciales son profundas. La crisis económica en occidente puede acelerar esta tendencia. Las futuras generaciones pueden ver 2008 como un punto y aparte. El mundo afronta un período de políticas globales inciertas. Las líneas de fallo estratégicas están emergiendo. Los poderes en incremento están confirmando cada vez más lo que vemos como sus intereses nacionales. Esto está minando los mecanismos globales para asegurar la seguridad colectiva.
Por último, este estudio resalta que los problemas medioambientales van en aumento. Si era posible para los combustibles fósiles mantener su actual cuota de la mezcla de energía y responder a la mayor demanda, las emisiones de CO2 irían entonces por un camino que podría amenazar gravemente el bienestar humano. Incluso con la moderación del uso del combustible fósil y la gestión efectiva del CO2, el camino hacia delante es altamente difícil. Permanecer dentro de los niveles deseables de concentración de CO2 en la atmósfera se hará cada vez más difícil.